Los Bridgerton (T2)

Una vez evaporado el interés al resolverse el misterio de Lady Whistledown, la segunda temporada de Los Bridgerton sigue sabiendo perfectamente qué teclas tocar para mantener a su audiencia enganchada. Por ello, volvemos a encontrarnos con episodios donde todo es idílico: las localizaciones, el clima, las relaciones sociales… Sin ningún rigor histórico ni atisbos de realidad, el público se sitúa de nuevo en una Inglaterra primaveral envuelta en música pop interpretada por pianoforte, llena de actores atractivos y con una puesta en escena apabullante.

Absolutamente todo está al servicio de los amoríos de poca monta que se suceden en pantalla. Y justo por eso, da igual cualquier licencia que se tome la historia, o las exageradas inverosimilitudes que rodean el hilo conductor. Porque si uno ha llegado hasta aquí, lo ha hecho solo adicto al guion de novela rosa que ofrece la serie.

Y es que, en esencia, Los Bridgerton no es más que eso: un juego de seducción entre los personajes y el espectador. No tiene más que ofrecer que unos romances aparentemente racionalizados, que luego se dejan llevar por la pasión. Pero es cierto que, aunque sigue confundiendo el amor con la obsesión, esta entrega es menos subida de tono que la anterior.

Firma: Patricia Amat