Engaños

Otro título al más puro estilo Harlan Coben (Ni una palabra, Refugio). Lo que une los títulos de este exitoso escritor estadounidense es el buen manejo de los elementos narrativos del thriller. Coben sabe contar historias que atrapan, crear personajes engañosos y encontrar en equilibrio entre la acción y el suspense.

A todo lo anterior se suma una puesta en escena (en este caso en la pequeña pantalla) que corta los capítulos en el momento preciso para incomodar al espectador y un reparto que recoge las diferentes sensibilidades sociales. No obstante, a pesar de contar con todos los ingredientes que harían de Engaños una propuesta aceptable para asar el rato, en esta ocasión el metraje juega en su contra.

Lo que durante los primeros tres capítulos parece una virtud (la trama, la acción, la duda, las sospechas e, incluso, la protagonista) acaba siendo un lastre. Por un lado, se estira el misterio hasta volverlo poco sorprendente y algo inconsistente. Por otro, el carácter “empoderado” de la protagonista peca de repetitivo y cansino. Tampoco ayuda que el guion utilice el engaño para manipular al espectador, quien se queda sin opciones para intuir un desarrollo coherente de la historia (no es lo mismo sorprender con un giro de guion que mentir a la audiencia).

Se salva, quizá, algún personaje y trama secundaria y un final que, aunque seguramente nos deje bastante fríos por no haber empatizado lo suficiente con el drama que se nos cuenta, resuelve bien el entramado. Engaños es una miniserie de ocho capítulos que se ve sin apego y con la que rellenar horas de ocio con algo accesorio.

Firma: Mar Pons