Ni una palabra

Netflix acaba de encontrar una mina de oro en las series y películas de crímenes y misterios psicológicos.

Harlem Coben es uno de los novelistas más versionados: Quédate a mi lado, El bosque, El inocente, Por siempre jamás y No hables con extraños, entre otras. Esta vez escribió sobre temas como los controles parentales, el suicidio adolescente, la independencia infantil y el abuso de medicamentos prescritos entrelazados en una historia de drama, suspense y secuestros.

La historia está muy bien enlazada, los finales de cada capítulo muy logrados. Te dejan con tal intriga que te obligan casi a un maratón de los seis capítulos para llegar al final. La serie mantiene los giros sorpresas propio de las novelas de Coben. Nunca te fíes de lo que aparenta. Espera hasta el final porque cada capítulo te sorprende con algún detalle que no habías percibido.

Mantiene muy buen ritmo, aunque los dos primeros capítulos son confusos con la presentación de los diferentes vecinos de la urbanización. No se ve clara la conexión entre todos ellos. Como si de un objetivo de cámara se tratara, a medida que avanza la serie se acerca como un zoom, y te va haciendo ver mejor las relaciones entre ellos, las verdades, mentiras, secretos y sospechas.

Destaca la actuación de Magdalena Boczarska en el papel de la madre de Adam. Tiene muchos primeros planos que quieren trasmitir cómo se siente y qué está pensando ante todo lo que está sucediendo, como si fuese la narradora de la novela. Increíble la imagen final y la voz en off. Logra expresar todo lo que querría decir y no puede.

Firma: Rosamaría Aguilar