Detrás de sus ojos

Esta serie británica, basada en la novela de Sarah Pinborough, recorre los entresijos de varias mentes, algunas traumatizadas y otras enfermas. Este recorrido lleva al espectador de personaje en personaje donde se siembra, poco a poco, la duda y el suspense de la historia.

No queda claro si sus guionistas pretenden que dudemos de la bondad o maldad de los protagonistas, pero de ser así, fracasan estrepitosamente. Desde el principio ya se sabe quién es bueno y quién no y, a pesar de los tormentos de cada cual, se adivinan con rapidez las motivaciones. Esto no tiene mayor importancia, pues el resto del relato ya lleva consigo una gran carga de suspense y de incógnitas.

Es agradable ir descubriendo lentamente lo que la serie quiere contar y, si uno pertenece a ese grupo de espectadores pacientes, encuentra un espacio donde hacer conjeturas sobre lo que vendrá. No obstante, hay que advertir que el final llega con regalo envenenado. Es decir, sorprende por lo que cuenta pero no convence por irreal.

En todo lo demás, Detrás de sus ojos sabe sugerir con la cámara envolvente, los primeros planos, la fotografía, la música y la ambientación. Sin olvidar que estos recursos estéticos y narrativos se utilizan también en las escenas de cama (en casi todos los capítulos) con lo que se incluye un ingrediente erótico nada desdeñable.

Detrás de sus ojos no hace un retrato de la psique humana –ni parece que lo pretenda–, solo narra una historia de amor y desamor, de mentiras, de verdades, de secretos y de soledad. Un drama en el que sumergirse si se está de ánimos pero, quizá, resulta demasiado irreal y demasiado complaciente si se tienen en cuenta los traumas que anidan en ella.

Firma: Mar Pons