Achús

La canción introductoria ya hace presentir que esta serie no aporta novedad alguna en cuanto a técnica y contiene muchos contrastes. Efectivamente, la animación en 2D es como otras muchas existentes, con un dibujo lleno de colores, que va intercalando escenas con rapidez, juegos de luces, ruido y trompazos. El preámbulo presenta al protagonista y su situación de manera clara y divertida. Además, todos los capítulos siguen el mismo patrón, lo que –aunque esto puede hacerlos predecibles– permite a su público no perderse a pesar del estruendo.

La virtud de esta producción italiana está en el contenido, ya que, de manera simpática, transmite conocimientos del mundo animal con más profundidad de lo habitual. Cada vez que Teo se convierte en un animal diferente, su amiga suele nombrar la especie y comentar alguna característica propia, con lo que, dentro de un relato de aventuras, los niños aprenden datos interesantes. Los sucesos son simples y su resolución muchas veces evidente, debido a la edad de su audiencia. Sin embargo, al acabar cada capítulo el público ha conocido tres animales diferentes.

De todas maneras, un aspecto negativo a destacar es la notable falta de esfuerzo del protagonista ante situaciones cotidianas. Cuando se encuentra en un apuro, siempre se convierte en una criatura con la capacidad de salir victoriosa del asunto. Así, Teo tiene una vida “perfecta”, ya que cada vez que tiene una carencia, sus transformaciones se la solucionan. Por ello, se anulan ciertos valores como el trabajo en equipo, la superación o la creatividad a la hora de pensar soluciones. Sin embargo, pueden encontrarse otros como la amistad, la bondad o la ayuda a los demás.

A simple vista, Achús parece una propuesta como cualquier otra, pero mediante un guion original y elaborado, consigue enseñar a los espectadores a la vez que los entretiene.

Firma: Patricia Amat