Cheers

La propia cadena ha cometido el peor de los errores publicitarios al promocionar su serie -entre costumbrista y pueblerina- comparándola con un clásico de la televisión americana. Puede que muchos de los seguidores de la serie no vieran la famosa Cheers que ha inspirado esta versión española pero, sin duda, los críticos y una audiencia todavía confiada en las promociones de Telecinco se han llevado una gran decepción. No es que esta serie sea peor que otras, es que se ha estrenado con un nivel de exigencia muy alto.

El segundo error consiste en no sacar a Antonio Resines de un bar. No se duda de las dotes interpretativas del actor (aunque si sólo se le ha visto en Los Serrano y en Cheers, podemos empezar a hacerlo) pero, en esta ocasión, no aporta nuevos registros al personaje y no sabemos si es por la influencia del entorno o de las cervezas.

Cheers (la española) narra las vivencias de un grupo de personajes peculiares que pasan más tiempo en el bar que en el trabajo o en casa. Algunos de ellos convencen, quizá por su extremado perfil “frikie”, otros, en cambio, parecen sacados de Aquí no hay quien viva o Escenas de matrimonio. Los gags, en su mayoría, no resistirían el paso del tiempo para convertirse en clásicos del humor y la trama en general no otorga alicientes suficientes para repetir semana tras semana.

Este conglomerado de personajes y guiones a medias entre lo ya visto y lo que nunca debería hacerse en televisión, con escasos destellos de brillantez, no promueve el desarrollo del género de la comedia española, sino que viene a sumarse a la lista interminable de productos mediocres que buscan un hueco en televisión y ser aceptados por una audiencia insensibilizada. Veremos si lo consiguen.

Firma: Mar Pons