Woody Allen retorna con su propuesta anual, esta vez enclavada en San Sebastián y su Festival de cine. Con todos los rasgos argumentales y estilísticos de su cine, el film mantiene alguna chispa y refleja otras algo agotadas.
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Cuarta entrega, más psicológica que de acción, recurre al desconcierto y la las resoluciones inesperadas.
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