La doctrina del shock

La joven Klein (No Logo, Vallas y ventanas), economista de formación, periodista y escritora de oficio, abandera de nuevo el movimiento antiglobalización aportando a la historia contemporánea una nueva visión sobre los vínculos entre la economía, la política y el manejo de las masas a través de grandes shocks. El director de este super-documento pone la imagen, índice en mano, a cada una de las páginas del último libro de Klein La doctrina del Shock.

Los grandes desastres políticos con sus dictadores y sus guerras correspondientes, responden a maniobras orquestadas desde los centros de poder económico, cuyo timón resulta ser siempre un alumno de la Escuela de Negocios de Chicago seguidor de las teorías del Nobel Friedman.

El resultado no es un docu marca Moore de fácil digestión, es un Winterbottom gran reserva que requiere grandes dosis de concentración. La gravedad de los hechos que se exponen ha requerido un guión complejo, donde el manejo de información se realiza a alta velocidad. La sucesión de buen material de filmoteca y las charlas que Klein va impartiendo en cada uno de los lugares físicos que han sido banco de pruebas del capitalismo salvaje, son las coordenadas que conforman el mapa de lo que resulta ser la lucha de un puñado de hombres ambiciosos contra la humanidad misma.

No, no es una teoría de la conspiración más, es una explicación coherente de cómo funciona el mundo capitalista, ese que no nos gusta, ese que aprovecha el desastre para crear una única montaña de oro.

Esta película no es para expertos en economía. Es para los millones de ilusos que cada día nos preguntamos ¿cómo puede pasar esto en el mundo? Y sin una respuesta convincente pasamos página, impotentes, por eso la pasamos. Tras el visionado de La doctrina del shock, la percepción de los problemas que ocupan a nuestra humanidad cambia de ángulo. Este documental no pide militancia, ni voto, simplemente consciencia: la única herramienta que nos puede hacer inmunes a la manipulación comercial de las grandes empresas transnacionales, inmunes al shock.

Firma: Ana Puigarnau