¡El soplón!

Burns (coguionista de El ultimátum de Bourne) conoció la historia de Mark Whitacre por una entrevista radiofónica a Kurt Eichenwald, autor del libro basado en la vida real de este bioquímico. De hecho, el mismo Eichenwald se ha convertido en productor del film, entre otros, junto a Steven Soderbergh y George Clooney (que comparten productora). Lo curioso del caso es que el director de Traffic haya decidido relatar todo esto desde la comedia y con un peculiar sentido del humor, en el que el protagonista –a través de su voz en off- se erige en un narrador poco fiable por su desbordada imaginación.

La ambientación es excelente, ya que se retratan los recientes años 90 con exactitud y coherencia estética. Al mismo tiempo, el sello Soderbergh está presente en el montaje de imagen –menos frenético de lo habitual y más acorde con la historia- y música –que caracteriza el tono de la escena y complementa lo que imagen, diálogo y voz en off construyen. De hecho, ahí está el pilar del sentido del humor del film que, por eso, no deja atrás el drama que se esconde tras el entramado Whitacre. No sería justo omitir una loa al trabajo de Matt Damon, que demuestra sus dotes de adaptación a personajes totalmente distintos y su capacidad de encarnar con verosimilitud una personalidad compleja, que despierta sentimientos ambivalentes en el espectador.

Una película bien realizada e interpretada que, además, permite reflexionar sobre la ética profesional y la personal (que deben ser la misma) y sobre la importancia de la sinceridad.

Firma: Redacción

Extras DVD:

• Audio: español, inglés, alemán
• Subtítulos: castellano, alemán, finés, noruego, sueco
• Escenas eliminadas