Zombieland: mata y remata

Ruben Fleischer, Rhett Reese y Paul Wernick retornan con un compañero más de viaje, el guionista Dave Callaham (Los mercenarios) en esta segunda entrega, lo que bien podría ser una nueva franquicia de zombies paródicos.

Reese y Wernick hacen acopio de su humor gamberro exhibido en Deadpool y de una aproximación más seria a los personajes como en Life (Vida) (2017) para dar continuidad a las historias de Columbus, Wichita, Tallahassee y Little Rock. Lo mismo puede decirse del trabajo de Fleischer (padre del también gamberro superhéroe Venom), que ajusta bien el ritmo en el montaje y el encuadre y sabe dejar a los actores en buen lugar.

De hecho, estos aspectos (humor autorreferencial y con ruptura de cuarta pared), junto a la empatía generada por los personajes son lo que sostienen una trama y unos giros imposibles de principio a fin y unas resoluciones mecánicas y sacadas de la manga.

No obstante, esto es lo que enmarca este tipo de subgénero zombie donde asco y comedia van de la mano. Mientras se disfruta de un sinfín de explosiones de cabezas de muertos vivientes y vómitos varios, los protagonistas dan una vuelta por la idea de hogar y familia, visitando diversos lugares comunes.

El plato no se disfraza y retorna, en su final, con una secuencia de Bill Murray que pretende ser, de nuevo, antológica.

Firma: Lourdes Domingo