Volando juntos

Christian Moullec es un meteorólogo francés que lleva más de dos décadas trabajando por la conservación de las aves europeas. Su gran peculiaridad, entre otras, es que logra su propósito acompañando a algunas de esas especies en flujos migratorios por el cielo; eso sí, en un ultraligero.

El éxito ecológico de su iniciativa y su viralidad, sobre todo gracias a la aparición en National Geographic, le ha permitido invitar a turistas en breves vuelos para disfrutar de la experiencia. Por eso, la adaptación de este hecho, con unas cuantas variantes para introducir una dramatización y para acercarse al joven espectador, han dado con un director amante de la naturaleza, como demuestran algunas de sus obras anteriores.

Nicolas Vanier (Belle y Sebastián, La escuela de la vida, Lobo, El último cazador) y su equipo en el guion, entre los que está el propio Moullec, sacan partido a esta realidad para hacer de la trama un relato familiar, donde la protección de los animales no se come el protagonismo de los humanos y sus conflictos: el cariño de los hijos, la unidad familiar, la importancia de ser valorado por el trabajo, los amigos y, también, claro está, el cuidado del medio ambiente como parte del cuidado a nosotros mismos.

En este sentido, el libreto aúna drama, sentido del humor y también un gran sentido de la aventura y del ritmo, sin acelerar huecamente la narración. Además, la dirección de fotografía, el encuadre, los efectos especiales (para crear la ilusión en determinados momentos) y el montaje alumbran una película que se ve con gusto y provoca, ya solo por lo visual, la atracción hacia la tierra y sus pequeños habitantes.

Firma: Lourdes Domingo