Sevillanas de Brooklyn

El film arranca con una historia familiar convencional en la que el problema más difícil y duro de solucionar es el del dinero.

Como premisa, la trama carece de originalidad, a pesar de las distinguibles personalidades de cada miembro del clan. En este sentido, en su desarrollo, también juega a favor el  tipo de humor, que hace reír de verdad. Destaca la habilidad de Villanueva por encontrar ese tipo de ironía que, aunque es typical spanish, consigue la carcajada del espectador.

Basar el argumento principal en la llegada de un joven estudiante afroamericano adinerado provoca que se caiga en los estereotipos más comunes y a los que es más fácil recurrir, sobre todo para enganchar a una audiencia capaz de pronosticar qué sucederá después.

Habitualmente, un elenco de personajes tan amplio suele responder a un motivo justificado en el guion, pero este no es el caso. En esta estirpe repleta de clichés del sur y de la cultura andaluza, ciertos roles están presentes únicamente para aportar entretenimiento; algo que en otras propuestas pasa desapercibido y que en esta resulta notable.

Además, y como se ha visto antes en otras producciones de Villanueva (Toc Toc, Nacida para ganar…), esta comedia despliega una línea narrativa que complace al público –especialmente al que busca la risa fácil– y cuenta con un tono amable que cautiva.

Por eso, aunque Sevillanas de Brooklyn no pueda transcender a otras culturas y se aísle en un ingenio característico de la sociedad española, bien es cierto que alcanza su objetivo principal: hacer pasar un buen rato.

Firma: Laura Castro