Salvaje

Russell Crowe encarna a un violento psicópata que, después de asesinar a su exmujer y a su nueva pareja de manera brutal, encuentra en Rachel (Caren Pistorius), que también se está divorciando, la manera de extender su venganza.

Se trata de un thriller psicológico y muy sangriento que lleva la ira en la carretera a un extremo demasiado surrealista, agudizado también por algunos fallos de guion que hacen que la historia sea aún menos creíble. Con escenas realmente bizarras y asesinatos cada vez más violentos, Salvaje transmite una tensión que perdura durante la hora y media.

Es una película sencilla, que destaca justamente por lo poco probable de la situación en la vida real y las macabras maniobras del degenerado automovilista, pero sobre todo por la genial y realista interpretación de Crowe, que parece que queda grande para el director y el resto de reparto.

Después de la primera escena (la más dura y violenta, a pesar de que no se aprecie explícitamente), Derrick Borte convierte el film en la típica trama del gato y el ratón y, en algunos momentos, añade persecuciones en la carretera propias de Fast and furious, eso sí, con coches familiares y sin tanto tunning.

Estamos ante una propuesta desconcertante y sin sentido, también sin emotividad y que no permite empatizar con el delincuente porque –aunque se insinúan sus problemas psicológicos– el director no se molesta en mostrar su humanidad ni en hacer comprender al público la razón de sus actos. Por otro lado, es una producción entretenida y que engancha gracias a su dinamismo y a los constantes ataques y amenazas del conductor.

Firma: Clara Teixidor