Malasaña 32

Dos figuras clave de la ficción televisiva española actual, Ramón Campos y Gema Neira, junto con otros dos guionistas más noveles, escriben este relato inspirado en un material real y perfecto para una producción de terror local que habla de lo universal.

Con un concepto potente que se va destapando, hilado con la actualidad del espectador de ahora, Malasaña 32 es una película de miedo al uso, aunque utiliza algún giro novedoso dentro del género.

La trama arranca con fuerza en la primera mitad y se repite en la segunda, en la que se encalla con su propio mecanismo. La atención de Pintó a los pequeños detalles que sugieren más que cuentan y a la buena elección del reparto –qué naturalidad la del pequeño Iván Renedo–, sumado a la puesta en escena y a la fotografía, hacen que la cinta luzca especialmente en los momentos más cotidianos de la historia de las desdichas de esta familia.

Algunos efectos especiales demasiado visibles, cierta ausencia de credibilidad, por tomar derivas efectistas y sobreexplicaciones, no le restan valor a Malasaña 32, que deja un final abierto para una posible segunda parte.

Firma: Begoña Arribas