Langosta

El director griego Yorgos Lanthimos, con Canino (2009) a sus espaldas, premiada en Cannes y nominada al Oscar, presenta su primera película rodada en inglés y ganadora del premio del jurado en el mencionado festival galo.

Colin Farrell, Rachel Weisz y Léa Seydoux -un reparto de lujo- demuestran su capacidad de adaptarse a variados registros, mientras representan a la pobre futura humanidad de Lanthimos, en la que las personas viven casi como animales que buscan a otro que se adapte a sus rarezas. De este modo, se retrata también una situación paralela donde supuestamente se combate lo preestablecido, pero donde no hay ningún cambio sustancial en el planteamiento. Lo único que vale es saltarse las reglas.

Un punto a su favor es la ausencia de iluminación y maquillaje, que añade una fría pátina, coherente con su objetivo, a un relato igual de seco. La película se define como una historia de amor que no es, y una comedia que tampoco, pues se recrea en un humor negro al que se le podría haber sacado otro tipo de partido que el de la maldad y lo macabro. Los caricaturescos e inhumanos inquilinos en este mundo de Langosta son bobos, instintivos e insensibles. Creo que no queremos ser –ni somos– así, por mucho convencionalismo que quiera destapar el, además de lento, monótono film.

La visión de The Lobster será original y por eso admirable (se agradecen películas con inquietud de trascender). No obstante, al final transmite una sensación absurda, desagradable, incómoda, extraña y aburrida. No sé si su valiente voluntad de hacer reflexionar al espectador se queda atrás por la calificativa enumeración anterior. Creo que hubiera conseguido lo mismo, y mejor, utilizando también los mismos elementos pero con comedia que denuncia de verdad, como la de los hermanos Marx.

Firma: Begoña Arribas