La muerte de Stalin

Tras la muerte de Stalin y en ausencia de un sucesor aceptable, al consejo de ministros le tocó gobernar la Unión Soviética en conjunto, tal y como dictaminaba la ley. Este hecho hizo que empezara una carrera callada para conseguir el poder.

Armando Iannucci (In the loop, Veep, The thick of it) es un reconocido director y guionista inglés cuyas obras han sido nominadas trece veces a los BAFTA e incluso In the loop fue nominada en 2009 al Oscar. Ahora es el encargado de dirigir la adaptación de las novelas gráficas The death of Stalin.

Iannucci ha sacado un buen guion y junto con un séquito de co-escritores lo han abordado con inteligencia. Como la sátira y los detalles políticos van de la mano, no solo se nos ofrece una buena comedia, sino que también tenemos en bandeja una interesante revisión de la historia. Sabemos que siempre será desde una perspectiva externa del conflicto y que, por ello, no se imprime todo el carácter que la gente local puede aportar a la historia. Pero esto no molesta ya que todos conocemos a Stalin y la Unión Soviética.

Como si de viñetas se tratara y bajo este jugueteo que mencionábamos, el director sabe transmitir la visión salvaje de la famosa Unión de Repúblicas y no se olvida de terminar el film con esa clarificación.

Iannucci cuenta con la audacia de un brillante reparto británico y americano, cosa que favorece el áurea de comicidad: Steve Buscemi, (Fargo) Olga Kurylenko (Hitman, Quantum of solance) Andrea Riseborough (Oblivon), Jason Isaacs (El patriota)…

Especialmente, destacan los ingleses comediantes y actores de teatro Jeffrey Tambor, Michael Palin y Simon Russell que, entre otros, interpretan a los más sanguinarios secuaces de Stalin.

Por todo ello, no cabe esperar una comedia al uso, estamos frente a una buena mezcla satírica e histórica.

Firma: Carla Sciamma