Con innovadores efectos especiales y una tierna relación padre-hija, Leigh Wannell reinventa el personaje del hombre lobo con aciertos. Aunque presenta algunas pinceladas de cutrez, sobresale en muchos otros aspectos.
Tras su éxito con El hombre invisible, película con la que denunciaba las relaciones abusivas de pareja, Leigh Wannell revisa uno de los monstruos consagrados del cine clásico de terror: el hombre lobo. Wannell presenta un largometraje con pocos elementos y no duda en ir directo al grano con lo que se propone. La cinta, si bien se pierde en algunos aspectos, sobresale en muchos otros.
Para los fans del “licántropo”, en la línea del body horror y la home invasion, la película reinventa el concepto de manera favorable, sin perder ese toque de caracterización grotesca y cutre –esta vez, sin tanto pelo–. Asimismo, Hombre lobo explora las relaciones entre padres e hijos y lo que supone perpetuar cicatrices de generación en generación. Aunque se transmite con claridad, el mensaje no tiene espacio suficiente para respirar y coger importancia. Por añadidura, a pesar de que las escenas de terror son muy efectivas, en algunos momentos el manejo del ritmo queda descompensado y se dilatan en exceso secuencias innecesarias.
En cuanto a las interpretaciones, Julia Garner no acaba de acomodarse en su personaje y, más que una periodista incapaz de conectar con su hija, parece una hermana mayor asustada. No obstante, Christopher Abbott deslumbra en su papel y, junto a Matilda Firth, forja una entrañable relación padre-hija. En este sentido, ayuda la construcción que el director hace del personaje de Blake (Christopher Abbott), como un padre que poco a poco se convierte en un monstruo, en el sentido literal. No obstante, en la lucha de Blake contra el monstro que va creciendo en su interior, Whannell opta por un final que acaba humanizando demasiado al villano.
Por otro lado, la colección de una serie de movimientos de cámara y efectos especiales conseguidos deja clips increíblemente sugerentes, como el de la araña, que permanecen como uno de los aspectos más interesantes de la cinta. De este mismo modo, la puesta en escena es un punto a favor, junto con un control de la tensión que mantiene en vilo al espectador.
En resumen, Hombre lobo acaba siendo una propuesta interesante de terror, con destacables elementos de angustia, algunas ciertas pinceladas de gore y un buen arco narrativo.
Firma: Raquel García
Blake es un escritor en paro en una crisis de pareja con su mujer Charlotte. Cuando hereda la casa de su padre en una zona rural aislada de Oregón decide tomarse un descanso y llevarse a su familia para visitar la propiedad. Durante el viaje, no obstante, lo que parece un animal los ataca brutalmente y convierte las improvisadas vacaciones un baile de terror y sangre.