Espías desde el cielo

Gavin Hood se dio a conocer como director y guionista gracias al Oscar que consiguió con la emotiva y bien conducida Tsotsi, ambientada en la tierra sudafricana que le vio nacer. Después se implicó en proyectos donde el conflicto se centraba en ese mismo continente (Expediente Anwar) y en un par de escarceos por la ciencia-ficción y el fantástico (X-Men orígenes: Lobezno y El juego de Ender).

Ahora retorna al terreno internacional y contemporáneo para dirigir un thriller de tintes bélicos, escrito por un autor inglés más habitual del universo de la ficción para televisión que para la gran pantalla.

Su trabajo conjunto se convierte en un trepidante ejercicio de suspense moral. La llegada de los drones a la actividad militar y política, en el contexto del terrorismo internacional, se emplea para dinamizar la trama y propiciar el debate sobre los daños colaterales. En este sentido, Espías desde el cielo revela el peligro de barajar seriamente las acciones preventivas y convertir a los seres humanos en tantos por ciento.

El guion de Guy Hibbert logra mostrar el calibre de las decisiones que atañen a los gobernantes; la conciencia que aflora en cada ser humano aunque matar suponga solo pulsar un botón a miles de kilómetros de distancia; y la grave y extensa responsabilidad que pesa sobre algunos pocos hombros.

Lo acertado de esta propuesta inglesa, aunque de magnífico cartel de actores compartido con Estados Unidos, es que aúna cierto calado y profundidad en el despliegue de puntos de vista y una rápida pero no caricaturesca caracterización de personajes con un ritmo y estrategia narrativa que mantienen al espectador pegado a la silla haciéndose él mismo esas mismas preguntas éticas.

Además, Espías desde el cielo es la última producción en la que podremos ver al grandísimo y lleno de matices Alan Rickman, que con su rostro nos vendió desde la maldad que hizo lucir a Bruce Willis en La jungla de cristal hasta el tímido romanticismo en Sentido y sensibilidad, pasando por la calculada ambigüedad de Snape en la saga Harry Potter, por citar los títulos más comerciales.

Firma: Lourdes Domingo