Una comedia perspicaz y divertida, con una estética y unos recursos teatrales, suponen una apuesta con gran personalidad, original y valiente, que se disfruta, aunque no termina de funcionar en su conjunto.
El brindis es la adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por el dibujante Fabcaro. Sigue los pasos de Adrien en el transcurso de una cena familiar mientras espera la respuesta a un mensaje que ha mandado a su novia, con la que se ha dado un tiempo. A través del uso de flashbacks y flashforwards, junto con un diálogo irónico e ingenioso, se construye un relato, en su mayoría, ocurrente y dinámico.
La película rompe la cuarta pared en todo momento, puesto que el protagonista se dirige a la audiencia emulando el estilo de comedias televisivas como la reciente Fleabag, aunque con menos eficacia.Y es que, a medida que avanza la trama, este recurso se torna algo repetitivo, sin llegar a hacerse excesivamente pesado, en parte, gracias a un metraje idóneamente escueto.
A la vez, todo su peso recae en Benjamin Lavernhe que encarna, de manera aguda y vigorosa, un rol, a menudo, exasperante. Adrien es un personaje egocéntrico con el que cuesta empatizar, pero al que se le agradece su honestidad. Mediante largos monólogos plantea las dudas, miedos e inseguridades que siente acerca de la vida en pareja, la adultez o, incluso, la sensación de estar perdido. No esconde sus defectos ni intenciones y, de tal forma, es más fácil para el espectador encontrar un punto de relación con él.
Lo que más destaca de la cinta es la puesta en escena, similar a las obras teatrales. Laurent Tirard hace una apuesta osada al utilizar unos espacios concretos e intercalarlos con imágenes del pasado y futuros hipotéticos. Con la ayuda de unas transiciones premeditadas y originales, consigue aportar frescura al film. Asimismo, incorpora aspectos surrealistas, que contribuyen a la parte cómica; si bien, hacen inevitable rememorar y equiparla con la sobresaliente Amélie.
En definitiva, El brindis es una comedia para personas que sienten que no encajan. Es una apuesta audaz, convincente y lo suficientemente interesante, pero que no siempre funciona. No será recordada como la gran comedia del año. No obstante, se disfruta y es capaz de dejarnos con un buen sabor de boca.
Firma: Marta Vivas
Adrien es un hombre de 35 años que está sumido en una crisis de mediana edad. Una noche, se ve atrapado en una incómoda e interminable cena familiar en la que descubre que su novia quiere romper con él. Justo cuando piensa que las cosas no le podrían ir peor, su futuro cuñado le pide por sorpresa que prepare un discurso para su boda.
