El jugoso rédito que logró en 2013 la producción de, entre otros, Alex Kurtzman y Roberto Orci ha permitido relanzar el mismo universo de personajes tres años después. En él, Ed Solomon se mantiene como guionista para dar continuidad a los personajes creados por Boaz Yakin y Edward Ricourt.
El jugoso rédito que logró en 2013 la producción de, entre otros, Alex Kurtzman y Roberto Orci ha permitido relanzar el mismo universo de personajes tres años después. En él, Ed Solomon se mantiene como guionista para dar continuidad a los personajes creados por Boaz Yakin y Edward Ricourt.
El argumento de esta segunda parte es obra de Pete Chiarelli (La proposición) y del mismo Ed Solomon, un habitual del género de acción y comedia, como bien demostró en Now you see me, pero también en anteriores trabajos como Men in black, Los ángeles de Charlie o Hasta que la muerte los separe. Lo cierto es que hay bastante continuidad con la primera entrega, no solo en los personajes y sus conflictos, sino también en el estilo de entretenimiento que propone el film.
En este sentido, la elección de Jon M. Chu es bastante coherente. Su dirección en títulos como Step up 2 y Step up 3D, o el mismo documental de Justin Bieber y G.I. Joe: La venganza demuestra que, aunque el guion sea terrible, sabe imprimir ritmo e interés a una narración meramente visual.
En esta secuela, el truco se alarga y se potencia el rol de la organización secreta (El Ojo), de las pugnas y envidias, del ego artístico y el paralelismo con el tipo de justicia a lo Robin Hood. Sin embargo, también se añade un toque más sofisticado y aún más cercano al género de espías en la manera en que los Jinetes resuelven cada situación con gadgets o sencillos objetos. Todo esto aporta un gran dinamismo a la puesta en escena, que saca partido a la capacidad de Chu de rodar y montar con un sentido muy coreográfico del espacio, el tiempo y los personajes.
Al guion no hay que pedirle mucho. Aporta la suficiente dosis de caracterización básica de personajes (en un esquema bastante plano pero tan variado que no da tiempo a percibir casi su simplicidad) y de confluencia y convergencia de varios conflictos en las tramas. No obstante, el guion sí que pide al espectador algo. Pide fe en el poder ilusionista del cine y una mínima capacidad para la sorpresa y la emoción, en una historia que convence porque vende lo que es: humo y chistera clásicos.
Con el sello, entre otros asesores, del mago David Copperfield (que también ejerce de coproductor) y con un cásting que sigue siendo parte de su potencial, Ahora me ves 2 aparece, o reaparece, como un homenaje al gran prestidigitador que se esconde detrás de cada pantalla.
Firma: Lourdes Domingo
Un año después de burlarse del FBI y de ganarse el favor del público gracias a sus espectáculos de magia, los Cuatro Jinetes reaparecen para una nueva actuación con el objetivo de exponer las prácticas poco éticas de un magnate tecnológico. Sin embargo, la cosa se complica y los ilusionistas acaban atrapados por otro empresario manipulador para el que tendrán que trabajar si quieren seguir con vida.