Inteligencia no artificial

Desde el revuelo causado por Chat GPT (una herramienta capaz de generar contenidos originales a través de la IA) educadores, padres, madres y jóvenes estudiantes parecen atónitos pero, claramente, por diferentes motivos. Los últimos por si, por fin, ha llegado la herramienta definitiva que haga los deberes por ellos y que, además, sea indetectable. Y el ámbito educativo por las consecuencias que este tipo de aplicaciones puedan tener en el rendimiento académico y en el desarrollo intelectual de los más jóvenes.

No cabe duda de que estos sobresaltos en torno a la tecnología forman parte ya de nuestro presente y seguirán formando parte de nuestro futuro. La Inteligencia Artificial no ha hecho más que rozar la superficie de sus posibilidades.

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Como sociedad, como familia y como ser humano nuestra tarea consiste en conocer las posibilidades que ofrece cada nueva aplicación (en especial si en poco tiempo cuenta con más de cien millones de usuarios). Debemos valorar sus beneficios y detectar dónde puede estar el problema.

Si ignoramos su existencia, seguramente, nuestros menores harán un mal uso de la herramienta por falta de educación. Si la demonizamos, nos perderemos lo bueno que posea. Pero si la ensalzamos sin límite, también sufriremos las consecuencias.

La solución a los problemas de la humanidad no vendrá de la mano de una Inteligencia Artificial a no ser que, en unos años y por culpa nuestra, los jóvenes hayan dejado de pensar, de crear, de aprender, de imaginar y de empatizar. En nuestras manos está que las futuras generaciones hayan desarrollado el discernimiento crítico, la autoestima, el talento, el esfuerzo y la motivación para crecer y ayudar a crecer a sus coetáneos.

Una vez más, la educación analógica se presenta como el mejor antídoto ante cualquier irrupción de la tecnología en nuestros hogares o en el aula. No obstante, para ello tenemos que ser capaces de convivir con ella, de estudiarla y de utilizarla con prudencia. Por que sólo así comprenderemos la magia que desprende y qué mecanismos utiliza para hipnotizarnos. Sin olvidar que debemos exigir leyes que defiendan al ser humano y a su inteligencia natural.

La IA vs. la inteligencia natural

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La motivación juega un papel relevante para despreciar la idea de que otros hagan el trabajo por nosotros. Listamos algunas de las prácticas más comunes para desarrollar esa ilusión necesaria a la hora de emprender una tarea que nos puede resultar más antipática.

Dinámicas para niños:

– Realizar puzzles (se pueden construir recortando dibujos que hayan hecho ellos mismos)
– Meter en un bote papelitos donde, previamente, hemos escrito juegos o actividades cortas que les gusta hacer (cantar, contar un chiste, saltar, bailar…). Utilizaremos este recurso antes o después de alguna actividad que les cueste más. Este juego NO incluye actividades con pantallas.
Búsqueda del tesoro. Esconder juguetes por la casa y darles pistas para localizarlos. Cuando las haya encontrado todas, el tesoro ya se ha completado.
– Una hoja de sueños. Con los más pequeños es fácil dejar volar la imaginación. Si dedicamos un rato a soñar con ellos podemos ir apuntando en un papel aquellas cosas que les gustaría conseguir. Estas hojas pueden ir variando a medida que los niños van creciendo y serán un bonito recuerdo cuando sean mayores.
– El teatro es una maravillosa fuente de motivación. Se pueden representar pequeñas escenas en casa o apuntarles para que realicen esta actividad fuera de casa.
– Hacer un mural con las tareas que llevan a cabo en casa. Compramos pegatinas de animales o de diferentes objetos y, cada vez que se hagan la cama o recogan su plato de la comida o cumplan su encargo, podemos poner una pegatina en el mural. Al final configuraremos un bonito dibujo.

Firma: Mar Pons