El cuco de cristal es una excursión audiovisual que se inicia con ánimo e interés pero que acaba cansando y doliendo por las maldades e injusticias que encierra y muestra.
Tras La chica de la nieve, Atípica Films y Netflix acogen otra novela de Jesús Castillo. El cuco de cristal, publicada en 2023, es la adaptación que protagonizan Catalina Sopelana (El jardinero) y Álex García (Antidisturbios). Una miniserie de seis capítulos centrada en un pequeño pueblo y sus gentes. Y, para que haya historia, los habitantes esconden oscuros secretos y el lugar acumula insólitas y múltiples desapariciones.
La tristeza y el drama van por delante en esta narración de bonitos y poderosos paisajes. Para esta historia, se viste de gris a una comunidad marcada por el rencor, el deseo de venganza, la fatalidad y las desgracias familiares. De esta forma, es imposible que surja algún interés por compartir el hábitat o trabar amistad con los protagonistas. Así, todos los personajes que conocemos arrastran su autillo vital (o yunque, según se mire) de rutinas, de soledad, de violencia, de dolor y de vicio o debilidad. Y se respira un ambiente incómodo y algo perturbador.
Por su parte, el guion viaja al pasado (2004) y al presente (2023) en dos tramas paralelas que acaban por confluir. El final (sorpresivo por la maldad que encierra) va sobrepasado de resentimiento, odio y castigo. Ni atisbo de perdón, de lo que es correcto o de compasión y comprensión. De vuelta a la ley del talión.
Aunque los cuatro primeros capítulos se mantienen en el misterio y la maldad solo se intuye, los dos últimos son una explosión de secretos oscuros, violentos y enfermizos a los que el espectador asiste algo incrédulo y molesto por lo explícito de las imágenes.
Y, llegados al final, a nivel anímico no ha valido la pena el recorrido. Ha sido un paseo marcado por los sufrimientos, las enfermedades, los egoísmos y los traumas ajenos. En fin, una de esas bellas excursiones que se echan a perder por algún exceso climático.
Firma: Mar Pons
Clara tiene 26 años y es residente de medicina en Madrid. Al borde de la muerte por un fallo cardíaco, Clara se somete a un transplante de corazón. Al despertar, y tras unos meses de recuperación, la joven solo alimenta un deseo: saber quién y cómo era la persona que murió y le salvo la vida.
Después de algunas investigaciones, Clara da con la familia del donante y decide aceptar la invitación de Marta, la madre del joven fallecido. Viajar a Yesques para pasar el fin de semana parecía un plan perfecto hasta que su llegada aviva olvidados y oscuros secretos.