Dos hermanas

Sin duda, el cine asiático está viviendo unos momentos dulces entre el público occidental, a pesar de que son pocas las veces en las que se ve el producto original, sin tratarse de un remake al estilo americano como pasó con The ring. Dos hermanas no es un film convencional de terror. Cabe destacar la estética, la fotografía, la atmósfera tranquila y sosegada que se respira durante todo el metraje -a pesar de los sobresaltos- y los silencios sobrecogedores que invaden la historia.

La narración, basada en un cuento tradicional coreano, mezcla la tragedia familiar, el miedo irracional, la locura enfermiza y los elementos fantasmales, envolviendo al espectador con un ritmo lento, pero acompasado. Una historia de suspense en la que, seguramente, el argumento es lo de menos, ya que es bastante predecible desde la primera escena en el manicomio, porque en Dos hermanas no es tan interesante lo que se cuenta sino cómo se cuenta. Con un estilo oriental inconfundible, estamos ante una cinta para minorías pero que puede llegar a gustar a aquellos espectadores inconformistas que disfrutan con una película bien hecha.

Firma: Redacció