Te quiero imbécil

No es fácil encontrar comedias divertidas sin mensajes sensibleros o políticamente correctos que solo tengan el objetivo de hacer reír al espectador. Por eso, el comienzo de Te quiero, imbécil sorprende por la sencillez de su apuesta y unos chistes que funcionan a la perfección.

Marcos es un tipo ingenuo al que su novia le acaba de dejar… sin saber muy bien por qué. Un canal de YouTube dirigido por un gurú motivacional (Ernesto Alterio) le ayuda a convertirse en un don Juan. De casualidad, se encuentra con una antigua compañera del Iinstituto que le va a acompañar en esa aventura y que, de paso, se volverá a enamorar de él.

Todo muy sencillo, muy previsible pero divertido… hasta que parece que a los guionistas se les acabaron las bromas a mitad de película porque, desde ese momento, los gags son sustituidos por varias escenas de sexo explícito de Marcos con su ex- y canciones de Natalia Tena que, aparte de actriz, es cantante en la vida real. Una lástima porque incluso Quim Gutiérrez no estaba del todo mal en esta comedia.

En definitiva, una comedia inacabada donde la falta de guión se ha intentado llenar de la peor manera posible.

Firma: Llorenç Ramis