Total War: Pharaoh

Una de las mayores virtudes de la saga Total War es su ambientación histórica, que sabe combinar perfectamente con tramas ficticias, batallas espectaculares y diversión a raudales. Con esta misma premisa nos llega la nueva entrega, Total War: Pharaoh. En esta ocasión, dejamos la antigua Roma para retroceder aún más en el tiempo, concretamente hasta el Egipto faraónico. Situándonos entorno al año 1200 a. C, viviremos los momentos convulsos del final de una dinastía en los últimos días de vida de Merenptah y encarnaremos a uno de los ocho posibles sucesores del faraón, entre las tres facciones disponibles: egipcios, cananeos e hititas.

Una campaña muy intensa

El modo campaña es el principal reclamo del juego. A lo largo de una cantidad ingente de horas avanzaremos en la trama y conoceremos innumerables elementos de la cultura, política y religión egipcia. El Antiguo Egipto, por tanto, no es solo el pretexto y contexto para la trama, sino que marca toda la experiencia jugable y nos permite adentrarnos de lleno en dicha cultura.

En lo jugable, el gameplay se organizan dentro y fuera del campo de batalla. Por un lado, nos encontraremos con un mapa gigantesco, repleto de detalles y tremendamente variado, capaz de recrear perfectamente la vida egipcia de hace más de 3000 años. Tendremos que comerciar, establecer alianzas con otras facciones, organizar nuestras ofensivas para expandirnos… y un sinfín de quehaceres que nos mantendrán enganchados de principio a fin. No olvidemos que podemos ajustar la campaña a nuestra habilidad jugable en todo momento, permitiéndonos modificar y adaptar innumerables elementos del juego, desde la exploración hasta las guerras civiles o los pactos diplomáticos.

Dentro del fragor de la batalla nos esperan contiendas algo repetitivas y quizás menos espectaculares que en otros juegos de la serie (como Total War: Rome) pero igualmente divertidas. Como novedad se ha introducido un elemento esencial: la climatología variable. Esto, que en muchos juegos simplemente tiene un valor estético, aquí es determinante. Y es que una estrategia ganadora puede dejar de serlo por culpa de una tormenta de arena, por poner un ejemplo.

Se ha de decir, eso sí, que a nivel jugable no ha evolucionado demasiado respecto a otras entregas. De hecho, todo el juego es un ir sobre seguro, sin arriesgar lo más mínimo. No por ello deja de ser divertido, pero sí es predecible.

Conclusiones:

En resumen , Total War: Pharaoh es una gran entrega de la saga y una demostración más de la grandeza de la misma. Es verdad que el hype creado por visitar el Egipto faraónico era tremendo y esto ha pesado en su contra, en cierto modo. El juego no es el más espectacular de la serie e innova lo mínimo. Ahora bien, no por ello, deja de ser un grandísimo juego de estrategia.

Respecto a su contenido , es un juego de un estilo adulto, tanto por su exigencia a nivel jugable como por su grado de realismo. Las animaciones son realistas y algo crudas, al igual que la trama. Los juegos de estrategia siempre se han asimilado a un público adulto precisamente por su complejidad. Así que, si os gusta la historia y este estilo de juegos, es una gran opción.