Después de una larga espera, por fin nos llega The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. ¿Será capaz de repetir el éxito de la primera parte? ¿Conseguirá innovar lo suficiente como para diferenciarse de Breath of the Wild? Os respondemos a todas estas preguntas en el análisis de Tears of The Kingdom, la última epopeya de Link y Zelda.
La caída de Hyrule
Tears of the Kindgom comienza tras los hechos de Breath of the Wild. No sabemos cuánto tiempo ha pasado desde la caída de Ganon pero, aparentemente, todo ha vuelto a la normalidad. El juego arranca con Link y la princesa Zelda en lo más profundo del castillo de Hyrule. Parece que están buscando algo cuando, de repente, encuentran… No queremos destriparon más detalles de un argumento que nos invitará a salvar a Zelda y Hryrule una vez más de las garras del malvado Ganondorf.
La historia nos ha parecido mucho más elaborada que en la anterior entrega, siendo necesario desbloquear todos los fragmentos del pasado que encontramos repartidos para entender bien qué y por qué ha ocurrido lo que ha ocurrido. Del mismo modo, los hechos que se narran nos permitirán reconectar con la saga, ampliarla y reinterpretarla, una vez más.
Un mundo abierto repleto de cosas por hacer
Volver a visitar el mismo mapa de Hyrule que ya conocimos en Breath of the Wild resulta tremendamente… ¡novedoso! Y es que, Nintendo ha conseguido que todo lo que recorramos en Tears of The Kingdom sea tan original como fácilmente reconocible. Pese a que las primeras horas nos generan cierta sensación de “deja vu”, lo cierto es que esta nueva aventura potencia en todo lo que ya vimos hace unos años.
Una vez más, visitaremos Hyrule, un mundo gigantesco repleto de pueblos, asentamientos enemigos, templos, santuarios, secretos y tareas secundarias por completar. Disfrutareis recorriendo las grandes llanuras del centro de Hyrule, las zonas volcánicas donde viven los Goron, el desierto de Gerudo… No os extrañe si os “perderéis” horas y horas explorando, buscando materiales, un posible santuario oculto o creando objetos. Además, ahora no solo visitaremos la superficie, sino también los cielos -repletos de islas flotantes- y el subsuelo, con todo un mundo tan oscuro como inhóspito por descubrir.
La premisa del juego es la misma que en Breath of the Wild. Aparecemos en medio de un gigantesco mapa con total libertad para recorrerlo y descubrirlo. Tenemos una serie de misiones principales que se desbloquean de manera sucesiva y que nos permiten avanzar en la trama. Sin embargo, casi sin darnos cuenta, nos veremos abocados a completar encargos secundarios, santuarios, etc. para buscar armas, escudos y demás objetos necesarios para completar el juego. Todo ocurre de manera natural, sin que nos demos cuenta, siendo esa la grandeza del juego.
Plataformas, acción y puzles
Tears of the Kingdom combina con gran maestría todos los estilos que propone. Se trata de una aventura en tercera persona de mundo abierto. Las plataformas son esenciales y la base del juego. Tenemos que saltar de un lugar a otro, escalar montañas, nadar, subir a una atalaya… Y también explorar multitud de lugares. Si entramos en una cueva, muy probablemente nos enfrentaremos a un bicho peligroso que nos dará una recompensa; si escalamos una montaña, muy posiblemente descubramos un santuario oculto; y, si completamos un encargo de un aldeano, conseguiremos un merecido premio. Por todo ello, el juego consigue crear una sensación de progresión continua. Asimismo, los acertijos abundan, siendo muchas veces complicados y requiriendo combinar las habilidades del protagonista -en esta ocasión tenemos cuatro en total-.
Por último, la acción es muy importante. Continuamente tendremos la oportunidad de combatir contra enemigos de lo más variopintos. Desde pequeños orcos en un campamento, hasta grandes animales salvajes y jefes finales–con un nivel de dificultad progresivo y desafiante-. Asimismo, es esencial encontrar armas y escudos que nos permitan enfrentarnos a poderosos enemigos, así como completar santuarios que nos permitirán conseguir más vida o mayor resistencia.
Lo mejor:
Un título repleto de vida y de cosas por hacer.
el sistema de progresión está muy equilibrado y, pese a que es un desafío constante, siempre tenemos algo por hacer.
Lo peor:
Técnicamente no evoluciona demasiado respecto al anterior.
Conclusión:
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es un grandísimo juego que combina con maestría aventura, exploración, plataformas y acción. Pese a que pierde el factor sorpresa de la primera entrega, en ningún momento da la sensación de ser un refrito de esta; todo lo contrario. Es un juego gigante, innovador y repleto de cosas por hacer. Todo ello dentro de un desarrollo tan orgánico como progresivo. Sin duda, un juego genial y una de las mejores entregas de la saga.
Eso sí, no es un juego sencillo. Creemos que está enfocado a partir de los 12-14 años dada la cantidad de cosas por hacer y la complejidad de algunos combates. No es que resulte especialmente violento, pero está pensado para el público más experimentado.
Género: Aventuras
Subgénero: Acción en 3ª persona, Aventuras, Plataformas
Plataformas: Switch
Fecha lanzamiento: 12/05/2023
The Legend of Zelda: Tears of The Kingdom es la secuela de Breath of The Wild, uno de los mejores juegos de la saga y de la consola. ¿Conseguirá Link salvar a la princesa y al reino de Hyrule?