Un nuevo Need For Speed tan intenso como siempre pero que resulta bastante repetitivo.
La crítica del principiante
La saga Need For Speed lleva años dando bandazos de un lado para otro sin acabar de encontrar la fórmula perfecta. Lejos quedan las excelentes entregas de PS2. Ahora, la saga hace el debut exclusivamente en la nueva generación de consolas con un buen juego que dista mucho de ser el mejor de la saga.
Velocidad sin límites
Cualquier arcade de velocidad se define del mismo modo: vertiginosas carreras y persecuciones en las que se conjuntan velocidad sin límite, turbos y derrapes. En esto, la saga NFS marcó un antes y un después en PS2. Need For Speed: Unbound mantiene las señas de identidad de la franquicia en una entrega superior a las últimas pero que peca de ser muy repetitiva.
A vueltas con el mundo abierto
En la línea de lo visto en anteriores entregas, Unbound presenta un gigantesco mundo abierto disponible casi desde el primer minuto. Podemos movernos libremente por todo el extenso mapa y decidir qué pruebas queremos realizar primero y cuáles después. Y es que nos esperan cantidad de cosas por hacer: misiones principales, secundarias, pruebas que surgen en determinado momento…
La propuesta de NFS: Unbound es sencilla de entender: cada semana se disputa un evento en el que podremos participar si cumplimos con los requisitos requeridos (dinero determinado, coche específico…). Para conseguirlo, disponemos de siete días -con sus respectivas noches- en los que competiremos en pruebas que nos premiarán con dinero para llegar al objetivo marcado, para comprarnos un coche nuevo o para modificar nuestro vehículo antiguo.
Un NFS moldeable
La premisa resulta original y nos permite moldear el juego a nuestro antojo. Podemos elegir pruebas más sencillas pero con menor recompensa, participar en otras más exigentes pero con mejor premio… En esencia, cada uno adapta el juego a su estilo y necesidades.
Que podamos manejar el juego a nuestro antojo no significa que todo sea coser y cantar. De entrada, los rivales son exigentes y no nos permitirán distracción alguna. Como buen arcade, podemos pasar del primer al último puesto en cuestión de segundos. Además, las ayudas y los rebobinados se han limitado considerablemente, por lo que los errores penalizan.
Además de preocuparnos por el trazado, por los rivales y por el tráfico, debemos tener cuidado con la policía. Como es costumbre en la saga, nuestras acciones al volante serán penalizadas y la autoridad nos perseguirá para detenernos. Cuanto peor conducción hagamos, mayor será la hostilidad del cuerpo policial. Si nos detienen, perderemos todo lo que hayamos ganado hasta ese instante. Llegado el momento deberemos decidir si arriesgarnos o retirarnos a descansar, con el consiguiente cambio de jornada -algo que puede resultar fatal para conseguir participar en los eventos-.
En resumen, es una fórmula atractiva y que nos mantendrá en tensión constante si bien se ve ensombrecida por el escaso número de pruebas disponibles, lo que dará gran sensación de repetitividad.
Tunenado que es gerundio
Si por algo se han caracterizado los juegos de la saga es por la importancia que siempre se le ha dado al tunning. En esta ocasión no podía ser menos. Además de poder comprar una gran cantidad de coches de todo tipo de marcas, también podemos mejorar el nuestro tanto por dentro como por fuera. Y es que, no nos limitamos a modelar los alerones, carrocerías y llantas, sino que podremos modificar gran cantidad de elementos internos del coche.
En este sentido, la historia de trasfondo va muy en la línea y la banda sonora -aunque repetitiva si no nos gusta el trap-, apoya perfectamente ese componente callejero.
¿Salto generacional?
No solemos hacer especial referencia a este apartado, pero al tratarse de un juego exclusivo de nueva generación, creemos que es importante destacar algunos aspectos. El título combina escenarios cel shading -es decir, de dibujo animado- con modelajes y efectos de dibujo anime. Esto hace que se combinen efectos muy artificiales -como el humo del escape en los derrapes, o el de los turbos- con una estética más tradicional. El resultado no nos ha gustado especialmente. Asimismo, el juego palidece de detalle en sus escenarios y, si bien mantiene una resolución estable, resulta excesivamente oscuro. La verdad es que el salto generacional no se nota especialmente y la mezcla de estilos no nos parece la más acertada.
Lo mejor:
La adrenalina de las pruebas se mantiene intacta.
Poder adaptar el juego a nuestra voluntad.
Lo peor:
Pocas pruebas. Se hace repetitivo.
Apartado gráfico justo y poco acertado.
Conclusiones:
Need For Speed: Unbound no va a ser el juego de la saga que tanto llevamos esperando. No es un mal juego, ni mucho menos, pero patina en algunos aspectos muy importantes. Ni parece un juego de nueva generación ni aporta suficientes desafíos y pruebas. Con todo, con las horas se hace repetitivo. Eso no quita de que es muy divertido e intenso.
Por fin llega la nueva entrega de la saga Need For Speed. Unbound supone el debut en exclusiva para la nueva generación de consolas. ¿Estará a la altura?
