Pokémon espada y escudo

La crítica del principiante

Convertirnos en el mejor entrenador Pokémon y conseguir atrapar a todas estas criaturas salvajes es el objetivo que repetimos desde hace más de 20 años. En aquel entonces, aquel Pokémon azul-rojo nos sorprendió a todos. Ahora, la octava generación debuta en Switch. ¿Valdrá la pena?

El mismo Pokémon de siempre

La aventura de Pokémon espada-escudo nos llevará a recorrer una nueva región, llamada Galar, que ha sido creada expresamente para la ocasión. El mapa es verdaderamente grande y está repleto de secretos y criaturas por descubrir. Además, dispone de una Área Silvestre repleta de vida y que supone un acercamiento a los videojuegos de mundo abierto.

Sin embargo, también diremos que ha perdido la frescura de los de otras entregas. Por un lado, da la sensación de ser excesivamente grande y vacía a la vez. Además, se han suprimido incomprensiblemente las enrevesadas mazmorras que suponían un desafiante reto –al estilo Zelda-.

Dicho esto, nuestro objetivo será el de descubrir y visitar todo el extenso mapa en busca de los mejores entrenadores Pokémon para ganar las medallas de cada gimnasio. La aventura combina con cierta maestría las 2D y las 3D, permitiéndonos interactuar con todo aquel con quien nos encontramos. Algunos no nos aportarán mucho, otros nos darán pistas para avanzar y, lógicamente, otros nos harán combatir.

Como de costumbre, la exploración es bastante limitada y, pese a que podemos entrar en edificios, pocos secretos encontraremos que no estén perfectamente señalizados. Echamos en falta que esta nueva entrega profundizara más en la exploración y en unos escenarios más profundos y detallados. Siguen pareciendo los mismos de DS, 3DS, etc.

Combates por turnos

Además de explorar nuevas áreas y pueblos, otro componente importante de cualquier juego de la saga son los combates. Siguiendo con lo visto en Let’s Go Pikachu-Eevee, no luchamos de manera aleatoria, sino cuando entremos en contacto con algún personaje o Pokémon. Ni que decir queda que no son violentos y resultan bastante estratégicos. En esencia, se resumen en una sucesión de turnos en los que atacamos o nos atacan alternativamente. Para salir victoriosos, tenemos que poner en juego varias criaturas con habilidades distintas, que resistirán mejor según su nivel y qué tipo de Pokémon sea el contrario. Este componente estratégico es de lo mejor de la saga. No todo se limita en combatir, sin más.

Como novedad, se han introducido lo que se denomina como Dinamax y que consiste en que, en determinados momentos del combate, nuestras criaturas pueden convertirse en monstruos gigantes con mejores atributos. Acaba siendo útil y suma un mayor componente estratégico.

Caza y captura

Como siempre, el juego nos permite coleccionar la mayor cantidad posible de Pokémons. Para ello, debemos acercarnos a ellos, que campan a sus anchas por el mapa. Cuando esto pasa, entramos en una especie de combate que consiste en lanzar una poké-ball (de varios tipos) y atraparlos. Según el nivel de la criatura, resultará más o menos complicado atraparla, por lo que deberemos usar alguna estrategia extra para conseguirla.

Conclusiones:

Pokémon espada-escudo es un título de contrastes. Nos han gustado algunas mecánicas nuevas, como la posibilidad de luchar con Pokémons gigantes, ciertos lugares nuevos que investigar y, en general, muchas de las nuevas criaturas. Sin embargo, empezamos a creer que la saga debe renovarse, porque da síntomas de agotamiento. Una mayor interacción con los escenarios y una exploración más profunda le vendría muy bien; más tareas secundarias; un post-game más amplio; o un apartado gráfico superior.

En cuanto al contenido, es un título con PEGI +7. No discutimos sobre su calificación, pero estamos un tanto cansados del mismo argumento de convertirnos en los mejores sin mayor argumento ni pretensión. Nos parece una historia bastante simplona y que no aporta mucho.