Valores y videojuegos

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Hoy en día, los videojuegos son un recurrente tema de discusión con nuestros hijos, sobre todo por dos motivos. Por un lado, la adicción. Y es que, los videojuegos enganchan. Suponen un reto atractivo, un desafío que conlleva su posterior satisfacción. De este modo, crean un hábito de juego que, si no controlamos, puede derivar en una ludopatía digital inicial, una necesidad de jugar, de estar conectados al mundo virtual o de crear una realidad alternativa.

La segunda problemática se desprende del contenido que encontramos en ellos. Si queremos educar en una serie de valores de convivencia y respeto, tenemos que cuidar a qué están jugando los más jóvenes. Pero, ¿cuáles son estos valores de los que hablamos? Son las aportaciones para la vida, tanto en niveles pedagógicos como de convivencia, que encontramos en los videojuegos.

Como producto de ocio masivo, generan millones de dólares de beneficio y, precisamente, son los juegos más “transgresores”, que transmiten contravalores, los que baten récords de ventas. Indicadores como el código PEGI, que encontramos en el reverso de cada carátula, nos pueden orientar en una serie de aspectos que tener en cuenta como la discriminación racial o de género, la violencia, el uso de drogas, etc.

¿Qué valores consideramos básicos para que se respeten en un videojuego?

Tolerancia y respeto: conocer y aceptar a los demás, con sus semejanzas y diferencias respecto a nosotros. Muchos de los juegos para mayores de edad no tienen en cuenta estas cuestiones. GTA V, Saint’s Row, Mafia III reflejan precisamente lo opuesto. Un buen ejemplo de cómo tratar el respeto a los demás es el nuevo Zelda: a breath of the Wild, disponible en Switch y Wii U. En el universo de Hyrule, el joven Link reaparece tras cien años de letargo. Con el objetivo de reconstruir un reino devastado, conoceremos distintas razas y cooperaremos con ellas. Como ejemplo más adulto serviría el laureado Life is strange, una aventura gráfica aparecida en PS4, Xbox One y PC, en la que se trata la aceptación social, los miedos a ser diferente y los tabúes entre adolescentes.

Libertad: uno de los temas más recurrentes en los sandbox (o videojuegos en mundo abierto). Hace referencia a la capacidad para decir qué hacer y cómo hacerlo en todo momento. Podemos actuar bien o mal, según consideremos oportuno. Esta libertad mal usada llega a cotas insospechadas en títulos como el citado GTA, donde pasaremos más horas delinquiendo por la ciudad que llevando a cabo misiones de la historia (entre medio tenemos tiempo libre para robar, provocar altercados en la ciudad, contratar servicios de prostitución, pegar a cualquier hombre o mujer que se cruce por nuestro camino, etc.).

Sin embargo, esta misma libertad la podemos entender como la capacidad para crear todo aquello que queramos y cómo queramos. Y en este sentido, son varios los juegos que han aparecido en los últimos años que nos permiten usar el ingenio para crear, sin límites, una realidad virtual. Uno de los casos más paradigmáticos es el de Minecraft, sin duda uno de los juegos más icónicos de los últimos tiempos. Véase el caso de Dragon Quest Builders o Lego Worlds. La propuesta es muy sencilla: tenemos libertad para crear hasta donde llegue nuestra imaginación. Todos ellos agudizan el ingenio.

Solidaridad: el juego online puede defender valores y contravalores a partes iguales. Pese a que puede comportar ciertos riesgos si no sabemos con quién jugamos, así como cierto aislamiento o incluso rechazo (esto puede pasar en títulos en los que tenemos que formar parte de un grupo o clan), lo cierto es que puede servir para ayudar, compartir y solidarizarnos con amigos y usuarios. Títulos como Mario Maker y Little Big Planet nos dejan compartir nuestras creaciones para que las disfruten otros jugadores.

Responsabilidad: es bien sabido que el autocontrol, la autogestión y la responsabilidad son tres aspectos que debemos trabajar desde edad temprana para que los niños adquieran autonomía en el trabajo, en el estudio y en las tareas diarias. Algunos juegos –como los citados Minecraft, Lego Worlds, etc.– favorecen esto al tener que gestionar los recursos de los que disponemos. Es el caso también de éxitos como Clash Royale, Clash of Clans o cualquier otro título de estrategia como Civilization. La gestión de recursos y la necesidad de controlar de qué disponemos en todo momento es esencial. En este sentido, muchos videojuegos con fuerte componente social en los que tenemos que cuidar mascotas, de la familia, etc. funcionan en la misma línea.

Amistad: cuidar el bienestar de los demás sin esperar nada a cambio, pero con una reciprocidad necesaria. Precisamente, es uno de los aspectos más descuidados en el mundo de los videojuegos. Sin embargo, la amistad se trata especialmente en el género de las plataformas, rpgs (juegos de rol donde mejoramos los atributos de nuestro personaje) y las aventuras gráficas. Incluimos en este apartado tanto juegos para niños como Súper Mario, Tearaway, Dragon Quest: el periplo del rey maldito y otros de corte más adulto.