La serie toma de Ally McBeal ese tono de comedia onírica en la que la imaginación del protagonista -y los recuerdos de otros personajes- irrumpen en la historia con gags más o menos acertados. Sin duda, Scrubs persigue el humor a toda costa y escoge, para ello, el ambiente pródigo en oportunidades de un hospital, aunque los casos clínicos son irrelevantes en la trama y sólo se utilizan como excusa para poner de manifiesto las relaciones personales entre los protagonistas.
Esta ficción también recuerda a otras como House en el carácter del Dr. Cox o The office cuando utilizan el recurso de las “confesiones” a cámara o Anatomía de Grey en el devenir de las relaciones amorosas. A pesar de todo consigue tener una personalidad propia gracias al buen trabajo de personajes y a unos diálogos más inteligentes de lo que parecen a primera vista.
La serie contiene momentos de genialidad y momentos de profunda mediocridad y puede enganchar al espectador incauto que se deje encandilar por la agudeza de algunos guiones que, en el fondo, no transmiten más de lo acostumbrado en el género de la ficción. Se trata de uno de esos productos en los que los temas importantes son tratados con demasiada superficialidad y su repetitiva exposición produce un hondo calaje en el espectador.
Firma: Mar Pons
Scrubs narra la frenética rutina de los médicos novatos en un hospital. La trama se presenta desde el punto de vista de un médico en prácticas, John “JD” Dorian, que emprende su carrera profesional en Sacred Herat, un surrealista hospital, con su mejor amigo, Chris Turk. Ambos en prácticas, pero pertenecientes a la minoría selecta del equipo quirúrgico, que utiliza la arrogancia para ocultar su pánico ante lo desconocido.
Junto a ellos, la impulsiva y atractiva Elliott Reid, también realizando sus primeros pinitos en el campo de la medicina. Siempre alerta frente al equipo de novatos están el paternal jefe de medicina, el Dr. Bob Kelso; el mordaz y mundano Dr. Phil Cox y la comprensiva, enfermera Carla Espinosa.
Los capítulos están narrados en primera por el protagonista John “JD” Dorian. Al final de cada episodio normalmente resume el tema del episodio mientras se muestran una secuencia de como éste ha afectado a cada uno de los personajes. Además, la serie se caracteriza por estar rodada con una sola cámara por escena, en contraposición a otras producciones que usan varias al mismo tiempo, y también por la carencia de risas enlatadas, tan frecuente en la mayoría de sitcoms norteamericanas.
