Scorpion

Como único aliciente, esta serie pretende entretener a base de acción y espectacularidad. A pesar de su provechosa idea inicial y el gran abanico de oportunidades que ofrece el guión, Scorpion no sabe sacarle partido a su potencial y se queda a las puertas de ser un buen título.

Para disfrutar con esta propuesta, es definitivo no prestar mucha atención ni a los guiones –que hacen aguas por todas partes– ni a los personajes –cuya construcción y evolución no resultan convincentes–, solo es necesario adentrarse en el inverosímil mundo de su creador, Nick Santora, e involucrarse en la acción desmesurada, la tensión fabricada con el «y todavía más» y en el descaro de su simpleza.

Las relaciones y la vida personal de los protagonistas aportan el edulcorante típico que busca la empatía con el espectador y añade una nota de humanidad o trascendencia (mínima) a las tramas. Así, Scorpion es un amasijo de lugares comunes de la acción televisiva de serie B, pero bien facturada y disponible para cualquiera que pretenda evadirse durante cuarenta minutos frente al televisor.

Firma: Mar Pons