Con un guión inusual y sorprendente y unos personajes singulares, la serie convence y entretiene. Pero mucho, mucho mejor es la novela en la que se basa.
Mindfulness para asesinos es la primera novela (todo un éxito traducido a varios idiomas) del abogado alemán (y guionista) Karsten Dusse. Para quien haya leído el libro, esta propuesta seriada no es más que un intento, poco logrado, de poner imagen lo que brillantemente ha construido Dusse.
Y no es que la serie sea mala. Es simplemente que la lectura es activa, pone en marcha nuestra imaginación y conforme vamos leyendo construimos un universo rico y personal. Ver una serie es una actividad pasiva donde la imagen se impone con fuerza y nuestra imaginación cede ante la realidad visual.
Puede que en el género fantástico esto sea beneficioso en ocasiones. Sin embargo, en este título es más importante lo que se dice o no se dice, lo que se piensa o se hace, que lo que se ve. Por todo ello, la ficción viene acompañada de una voz en off que verbaliza los pensamientos del protagonista quién, a su vez, rompe la cuarta pared y nos mira a la cara.
Estos recursos, junto con algunos planos detalle, travelings o flashbacks, aunque bien utilizados, no consiguen el efecto hipnótico y sorpresivo de la novela. Tampoco alcanza los grados de cinismo, de humor negro o de ironía que atraviesa la pluma del autor durante todo su relato.
Pero si dejamos de lado el libro y nos presentamos sin expectativas ante este título alemán, Mindfulness para asesinos se ofrece como un relato original, aunque no exento de violencia, que incluye una crítica ácida que dispara en varias direcciones (política, judicial, policíaca, social, etc.) y con una doble e inteligente lectura de algunas incoherencias que conlleva la vida moderna.
El guión no deja de ser una historia grotesca, llena de soluciones inverosímiles y habitada por personajes imposibles. Sin embargo, con un buen ritmo, una cuidada planificación de los acontecimientos, unos protagonistas que conquistan y un sentido del humor que lo ilumina todo, Mindfulness para asesinos es una opción singular para el público adulto.
Su éxito en la pequeña pantalla le ha valido la posible renovación para una segunda temporada. Habrá que ver qué se inventan los guionistas al sobrepasar el final propuesto por Karsten Dusse.
Firma: Mar Pons
Björn Diemel trabaja para una importante firma de abogados. A pesar de que lleva varios años en el bufete y que dedica horas sin descanso, todavía no ha conseguido que le ofrezcan el ansiado estatus de “socio”.
Quizá el problema es Dragan Sergowicz, el mejor y casi exclusivo cliente de Björn. Dragan dirige un grupo mafioso involucrado en todo tipo de negocios ilegales y la policía espera el momento de echarle el guante, momento que debería llegar tarde o temprano. Sin embargo, la habilidad de Björn para librar a Dragan y a su séquito de los líos criminales en los que se ven envueltos es comparable a la mala fama de su cliente. Una fama que empaña el prestigio del bufete.
Además, lo malo de defender al poderoso Dragan es tener que estar pendiente de él las 24 horas del día. Esto y que sus asuntos profesionales se desarrollan muy lejos de la honestidad, provoca que Björn esté a punto de acabar con su matrimonio. Para no caer en el precipicio, y animado por su mujer, Björn asiste a una terapia de mindfulness sin ninguna esperanza. Y lo que no espera es que el instructor Joschka Breitner y sus enseñanzas sean la clave para una nueva vida.