Nacho García Velilla (Que se mueran los feos, Fuera de carta) dirige esta comedia que recoge la estela dejada por 7 vidas. El mismo protagonista, el tono humorístico similar, la grabación con público en el plató y un reparto coral convincente son elementos que pueden atrapar al espectador que eche de menos este estilo de ficción.
Sin menospreciar la interpretación, que es muy superior a otras muchas producciones españolas, ni el trabajo de guión y diálogos, que en ocasiones sorprenden por su agudeza, Los quién abusa del tópico y lo “políticamente correcto”. Ambientada en la década de los 80, el espectador debe contar con el hecho inevitable de que en esta sitcom se reflejen las filias y las fobias de sus creadores. Los temas más socorridos -el sexo, la Iglesia, la política, el divorcio- de mano de los personajes más comunes -los jóvenes horteras, los adultos inmaduros y los mayores carcas- dan como resultado una tramas poco originales y más que vistas en televisión.
Es una lástima que, en esta ocasión, se haya desperdiciado el talento de los actores, el esfuerzo de una producción con público en plató y la creatividad de unos guionistas que se intuye, pero que nunca aflora con honradez, sino de forma manipuladora y viciada por la moda actual.
Firma: Mar Pons
Los quién narra el día a día de la primera pareja española que se acogió a la ley del divorcio, la primera que rompió oficialmente su matrimonio en la España de 1981. La serie habla de conflictos muy reconocibles y universales, que se van repitiendo a través del tiempo, pero tratados con la ironía, el humor ácido y la perspectiva que dan los treinta años que han pasado desde entonces.
Una cena de una familia conservadora de la sociedad española del año 1981 acabará como el rosario de la Aurora o, en este caso, como el rosario de Julia, que es como se llama la matriarca de la familia. Julia presenciará cómo su hija mayor anuncia, sorprendentemente, que se va a acoger al recién aprobado divorcio y cómo su hijo pequeño decide abandonar los estudios en el Seminario.
El punto de partida argumental marcará un antes y un después en el futuro de la familia y de su entorno. Lo que parecía una familia ejemplar de la época va a sufrir un giro radical.
Y es que, cuando Gustavo Peña y Susana Zunzunegui deciden presentar su demanda de divorcio, en el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Madrid, no eran conscientes de lo que se les venía encima: parte de la familia les dejó de hablar, dejaron de invitarles a bodas, bautizos y comuniones y tuvieron que ocultarlo durante un tiempo para no ser señalados con el dedo…