Ladrón de guante blanco

Nada destacable en un guión ya visto en otras producciones. No obstante, el atractivo de la serie se encuentra (a parte de en su protagonista) en la conseguida mezcla de comedia, drama, suspense, imaginación e intriga y en una presentación eficaz y amable de las tramas.

El dúo protagonista, ofrece ese tándem de personalidades que dan posibilidades a unas historias ligeras pero entretenidas y coherentes. La improvisación, la imaginación y los desenlaces siempre a favor de “los buenos” provocan que el espectador pueda relajarse con una producción agradable que, además, se recrea en la elegancia y el buen gusto de sus personajes, decorados y escenarios.

Sin cargar demasiado las tintas, y siempre con moderación, Ladrón de guante blanco incluye tramas capitulares que suelen adentrarse en el mundo de las estafas, las falsificaciones, el arte y el lujo. Por otro lado, el relato central que va desarrollándose a medida que se suceden los capítulos y las temporadas, ofrece esa garantía de continuidad que, además, aporta intriga, suspense y ambigüedades a la, en principio, sencilla relación de los protagonistas.

Sin ser más que una acertada combinación de elementos ya vistos, conocidos y sobradamente utilizados en el mundo cinematográfico y televisivo, la serie propone un espacio para el entretenimiento en el que, como quien lee novelas de Agatha Christie no espera grandes sorpresas pero disfruta con su relato, el espectador no debe esperar grandes efectismos pero puede disfrutar con este acertado cuento de policías y ladrones.

Firma: Mar Pons