Robert De Niro protagoniza este thriller que atrapa por sus personajes, por la trama y por un deseo manifiesto que querer un mundo mejor.
En este thriller político, el mundo colapsa durante un minuto y luego se recupera, pero el caos que ha generado se extiende por toda la trama. Durante los primeros capítulos la historia se percibe confusa y enigmática. Hay que avanzar para poder comprender lo que se narra, aunque el guión deja varios puntos a la libre interpretación de su audiencia.
Día cero es de estos títulos que, una vez vistos, quieres volver a verlos para asegurarte de que todo cuadra porque, mientras se ve por primera vez, el espectador no tiene las herramientas necesarias para juzgarla. Resultan igual de desconcertantes el ataque cibernético y las enagenaciones del protagonista y ambos son fuente de dudas y de sospechas.
La trama plantea interesantes paralelismos con la realidad: la manipulación de la información, la degradación del diálogo social, el peligro del poder absoluto, los movimientos conspiracionistas o la polaridad política. También apuesta por un gobierno que recupere su esencia; en Día cero no se habla de partidos, sino de defender la verdad y buscar el bien común.
Sin duda, el éxito de esta miniserie recae en su protagonista. Robert De Niro interpreta maravillosamente a un hombre complejo, el expresidente George Mullen. Mullen, aunque se le reconoce popularmente por su integridad, arrastra sus demonios internos y esa vulnerabilidad es lo que le convierte en alguien con quien se puede empatizar.
Además, al caos del ataque cibernético, se añade al protagonista una alteración en su percepción de la realidad que traspasa la pequeña pantalla y se instala en la mente del espectador. La duda sobre lo que es real y lo que es imaginario no abandona su poder hasta el último capítulo. Este hecho nos mantiene en vilo, pero también ayudan otros aciertos de la producción.
Entre ellos destaca un ritmo constante entre la acción, el drama y el suspense; un conjunto de personajes bien equipados que enriquecen la historia; los guiños a la realidad que nos hacen partícipes del desastre y puede que también perjudiquen nuestra paz interior y, por fin, un final esperado y sorprendente a la vez que llama a la esperanza y a la honradez de la desmejorada clase política.
Firma: Mar Pons
Estados Unidos ha sido víctima de un ciberataque sin precedentes. Durante un minuto, las conexiones eléctricas, las comunicaciones y los sistemas energéticos se caen provocando múltiples accidentes de avión, trenes y coches y dejando miles de víctimas en todo el país.
Para investigar el suceso, el Gobierno crea la Comisión día cero, un organismo al que se le otorga un poder desmesurado y una impunidad casi total. El encargado de dirigir esta comisión es el expresidente George Mullen, un hombre respetado, tanto social como políticamente, por su honradez y buen criterio.
Mullen inicia una caza de brujas en un laberinto de conspiraciones e intereses políticos y económicos.