Willow

Willow (1988) es uno de los clásicos de culto de los ochenta. Un film repleto de fantasía, aventuras, magia, caballeros y todos los ingredientes que transportan a un mundo fantástico.

Esta continuación de la emblemática película nos trae de vuelta a dos actores veteranos: Warwick Davis y Joanne Whalley. Junto a ellos aparece un elenco de personajes nuevos que, en conjunto, funcionan bien. Sin embargo, no tienen la personalidad digna de la fantasía épica de la historia original. Para hacer un producto digno de este siglo, se ha tratado de modernizar la historia con personajes de fachada actual.

De esta forma encontramos muchos estereotipos y demasiados anacronismos, quizá en un intento de congregar a distintas generaciones (una estrategia que no ha terminado de cuajar en términos de audiencia y la serie se ha cancelado tras su primera temporada).

La puesta en escena es espectacular. La serie se ha filmado en diversas localizaciones de Gales de gran belleza que dan vida a cada etapa del viaje de los protagonistas. Paisajes, bosques, canteras que a veces recuerdan a El señor de los anillos. Y, se suma, una curiosa banda sonora que reversiona clásicos del rock y que alguna vez queda un poco fuera de lugar.

Es una ficción de fantasía entretenida y tiene momentos divertidos y conmovedores, aunque para los nostálgicos le falta autenticidad.

No obstante, Disney lo ha vuelto a hacer. Su contenido está dejando de ser disfrutable en familia y entretenido. Sus producciones son un constante sermón aleccionador. A veces, da la sensación de que usan entretenimiento como activismo y se preocupan más por marcar todas las casillas de equidad, inclusión, diversidad, etc.

Firma: Ana Fiuza