Unidad 42

El guion gira en torno a un grupo de profesionales, liderados por Leroy y Vebber, su contrapunto generacional y actitudinal, en el que cada uno responde también a las directrices establecidas por los valores proclamados en la actualidad. La unidad, mediante sus integrantes, defiende el respeto a las minorías, supuestamente marginadas, incluyendo a un matrimonio multirracial, una forense sordomuda, un homosexual y con una mujer a cargo de toda la comisaría.

Solventado el planteamiento de la corrección política, la serie funciona a la perfección con casos bien planteados, coherentemente resueltos y que enganchan con el espectador por su conexión con el actual y omnipresente uso de Internet en la vida de todos nosotros.

También tiene el aliciente de los rasgos propios de una sociedad poco común en las pantallas de televisión. Aunque, como decimos, la serie sigue el esquema habitual de la ficción estadounidense, la descripción de los personajes, los escenarios o, incluso, los métodos de investigación resultan interesantes por reflejar la Bélgica del siglo XXI, desconocida para la mayoría.

Este ingrediente europeísta, aporta, no obstante, cierto toque gris y pesimista. De lo que narra el guion se desprende una visión bastante negativa del ser humano cercana al nihilismo que, sin restar capacidad de entretenimiento, sí que provoca a veces cierto desasosiego en el espectador. Puede ser, no lo podría asegurar, un fiel reflejo de la mentalidad belga actual o, simplemente, un deseo expreso de distanciarse de los productos de Hollywood sospechosos siempre de ser excesivamente edulcorados. Sea como fuere, el relato resulta en ocasiones excesivamente descarnado, por lo que esta serie, indudablemente entretenida, será apreciada y disfrutada por un público adulto.

Firma: Esther Rodríguez