Un thriller un poco enrevesado que mantiene la tensión y la incertidumbre hasta el último capítulo. Para ver, disfrutar, reflexionar y cambiar algunos hábitos.
Tras una primera temporada algo más tranquila y explicativa, los espectadores llegamos a una segunda entrega que apuesta por un entorno convulso y una trepidante carrera antiterrorista. Conocedora de los entresijos de Corrección, la audiencia ya no necesita grandes explicaciones y el guion se centra en investigaciones, persecuciones y complots contra el gobierno.
En esta ocasión, entran en juego los magnates de las empresas tecnológicas y siguen en el ojo del huracán las deep fakes, la manipulación mediática y las posibilidades destructivas de la IA. No obstante, también se ensalza lo que es justo, lo que es honrado y el límite del poder.
El relato se va complicando a medida que avanza y las sospechas cambian de escenario y de protagonista cada cierto tiempo. Esto hace que nuestro foco de atención también varíe y crezca el interés por conocer el desenlace. A todo ello se suma un montaje que no pierde el tiempo, que apuesta por la efectividad y por la evidencia.
A lo largo de los capítulos queda patente, y demostrado (a pesar del contexto poco verosímil), que los ciudadanos de a pie tenemos la obligación de despertar críticamente hacia la información, hacia las redes sociales y hacia todo lo que envuelve la tecnología. Si hay algo que denuncia la serie, es exactamente esto.
No obstante, el argumento también llama a la responsabilidad de los poderosos, de los políticos y de los empresarios. Un lugar como el que describe The capture sería el fin de una sociedad tal y como la conocemos y en la que todavía existen algunos límites para defender la verdad y la justicia.
Esta segunda temporada de The capture es un thriller algo apocalíptico que se disfruta por su agilidad, por sus propuesta narrativa, por su buen embalaje técnico y por un final que ofrece algo de esperanza.
Firma: Mar Pons
La agente Rachel Carey ya está inmersa en el complot de Corrección, aunque todavía no cuenta con la confianza de su superiora, Gemma Garland. Así, Carey deberá demostrar su lealtad mientras sabe que vigilan todos sus movimientos.
Con Corrección, una tecnología que permite alterar la verdad y proporcionar imágenes falsas sobre cosas que en realidad no han sucedido, los altos mandos británicos, sus aliados estadounidenses y los agentes que trabajan en primera línea se sienten seguros. Sin embargo, esta tecnología está también al alcance de otros países.
Cuando el primer ministro de seguridad, Isaac Turner, rechaza la alianza con China para incorporar su programa de reconocimiento facial en los sistemas de inteligencia británicos, su mundo parece volverse loco: los medios sacan declaraciones que no ha hecho, se descubre un hijo secreto, aparece en entrevistas en las que no ha participado…
La noticias falsas y la manipulación mediática están hundiendo su carrera política y poniendo en peligro tanto la libertad como la justicia y la verdad en una sociedad democrática.
