Stranger things (T4)

La espera ha merecido la pena y los hermanos Duffer nos han obsequiado con unos episodios magníficos en los que destaca la buena realización. La trama sigue el hilo de sus predecesoras y, a la vez, está llena de sorpresas para los fieles seguidores.

Siguiendo la nostalgia ochentera que la caracteriza, es un gran acierto tanto la banda sonora como los decorados y vestuarios. A su vez, el equilibrio en la mezcla de ciencia ficción, humor, fantasía e incluso toques de terror, hace que el conjunto funcione perfectamente, también gracias a los personajes que evolucionan y al elenco tan solvente que los interpreta.

Si hay que destacar algo en esta temporada, es que la edad a la que va dirigida es, por lo menos, a mayores de 16, pues adquiere un tono más oscuro, y aparecen conversaciones –o secuencias– más adultas y violentas, que incluyen drogas y alcohol, entre otros. A la vez que sus protagonistas, la serie va madurando, pero no deja de lado los valores por los que apostó inicialmente como la familia, la amistad, el trabajo en equipo y la sinceridad.

Por cuarta vez, sigue siendo un buen ejemplo de capítulos bien construidos, un guion que consigue entrelazar elementos de lo más dispares, un reparto carismático y una historia lo suficientemente bien narrada como para generar intriga y enganchar.

Hay que comentar, por último, que la apertura hacia el colectivo LGTB que se inició sutilmente en la T3, aquí empieza a adquirir más protagonismo, especialmente en el volumen dos.

Firma: Patricia Amat