Sentimos las molestias

Esta corta producción, de seis capítulos que apenas llegan a la media hora de duración cada uno, la firman como creadores Juan Cavestrany y Álvaro Fernández Armero. Ambos coincidieron –el primero como guionista y el segundo como director– en la desconcertante Vergüenza. De este título recogen un humor un tanto vergonzoso, aunque, en este caso, las tintas no van tan cargadas.

Con una premisa bastante certera –lo que nos cuesta a los seres humanos renunciar a la juventud–, se arma un relato fundamentalmente sustentado en sus personajes protagonistas. Antonio Resines y Miguel Rellán son el indiscutible reclamo de Sentimos las molestias. Y ellos, por su parte, cumplen con el cometido de defender a “los Rafas” con la experiencia de su carrera. Incluso a los característicos aspavientos de Resines les sientan bien los años, unos años que le han regalado moderación y veracidad en su interpretación.

Otros aciertos evidentes son el trabajo de diálogos y la capacidad de hacer humor con situaciones cotidianas y poco relevantes. El guion sabe arrancarnos una sonrisa sincera en momentos inesperados y, en su conjunto, el aire de comedia diluye el drama.

No obstante, de fondo (y de forma) se respira la tristeza de unas vidas edificadas en el éxito profesional y en las cosas menos relevantes. Sentimos las molestias es una alabanza a la amistad pero le falta la armonía y la serenidad que se ganan con el esfuerzo de los años y la generosidad. Y este es el drama

A la audiencia que vamos caminando hacia la vejez (estemos en el momento en el que estemos) puede que al final nos quede resonando en el alma una reflexión importante: ¿en qué pilares no caducos estoy sustentando mi vida?

Firma: Mar Pons