Sadie Sparks

Sadie Sparks –una chica tan patosa como ingeniosa– es aprendiz de bruja y la protagonista de una historia que transcurre en el colegio entre clases, bailes de fin de curso y competiciones.

Aunque incluye todos los ingredientes para convertirse en una serie de instituto (la chica popular, el chico guapo, la directora malvada), también abarca otros temas que elevan un poco el listón: un vocabulario cuidado y unos enredos singulares.

Aún así, lo que parece poco original es la figura de Sadie, que nos recuerda totalmente a Kika Superbruja, la conocida heroína de libros a quien incluso se dedicaron un par de películas. Ella también tenía un animal-mentor, un dragón, y hasta físicamente nos es parecida: calentadores, pelo corto y pelirrojo y una trenza de colores. La diferencia está en que Sadie, al contrario que Kika, nunca viajará a otros lugares para para solucionar problemas: todo queda en su escuela.

Los dibujos están realizados en su mayoría en 3D, aunque se van alternando con 2D según si tienen lugar, respectivamente, en el mundo real o en el mundo mágico dentro del sombrero de Sadie.

A través de sus aventuras y del uso que se le da a la magia no solo aprende Sadie, también lo hacemos los espectadores. Gilbert explica que la magia no se debe usar en beneficio personal, que es mejor conseguir las cosas por méritos propios y que las apariencias no son lo importante. Con estos y otros mensajes que se repetirán a lo largo de los capítulos veremos cómo en Sadie va creciendo su afán por ayudar a sus amigos.

Aunque no es la serie más divertida ni entretenida que ofrece la televisión, sí que puede llegar a un público que actualmente queda olvidado, para el que las series infantiles son poca cosa y a quienes los dramas adolescentes aún les quedan lejos.

Firma: Júlia Nafría