Poquita fe

Los creadores de la ocurrente serie Justo antes de Cristo se embarcan en una aventura nada fácil: mostrar en doce capítulos (de apenas veinte minutos de duración) la evolución de la vida de una pareja durante un año. Cada episodio está dedicado a un mes, con sus particularidades y sus tradiciones. De esta forma compartimos la Navidad y las vacaciones estivales, así como los cumpleaños y otras celebraciones familiares.

No es sencillo retratar lo cotidiano en clave de comedia sin caer en algún exceso o en histrionismos. Aquí, el formato de corta duración supone una ventaja y un acierto. También los protagonistas, unos brillantes Raúl Cimas y Esperanza Pedreño, resultan una buena elección.

El humor se traslada a través de los diálogos, las situaciones absurdas, los silencios, los peculiares personajes, las interpretaciones y el montaje. Con un formato de falso documental, los protagonistas miran a cámara para contar lo que no se dice en la historia, una herramienta que aumenta el efecto de veracidad.

Sin embargo, estamos frente a un producto muy concreto para una audiencia determinada. La audiencia que aterrice por otros motivos que no sean Raúl Cimas y Esperanza Pedreño o Pepón Montero y Juan Maidagán debe ir preparada. Lo primero es el comulgar con el humor de sus guionistas y con la interpretación de los protagonistas; lo segundo, no dejarse arrastrar por la vida gris que invade el guion, y lo tercero es no verla del tirón para no atragantarse con las extravagancias que nos sugiere la historia.

Sin duda, es una opción válida para los fans del género y de sus personajes. Por lo demás, Poquita fe tampoco pasará a la historia por su ingenio o por su humor que, aunque aceptables, no son extraordinarios.

Firma: Mar Pons