Un reparto excepcional liderado por Cate Blanchett interpreta a un grupo de feministas y otro de conservadoras que se enfrentaron en relación a la Enmienda de Igualdad de Derechos. Tiene fallos de guion, pero la ambientación está muy cuidada.
La Enmienda de Igualdad de Derechos, aprobada en 1972 en Estados Unidos, no llegó a ratificarse por los suficientes estados en 1979 (fecha límite fijada originalmente por el Congreso) como para entrar en vigor. Dahvi Waller ha creado esta miniserie para explorar las causas de ese giro de acontecimientos, señalando como posibles culpables al grupo de mujeres conservadoras lideradas por Phyllis Schlafly. No obstante, la propia Gloria Steinem, icono feminista y periodista –además de uno de los papeles principales de la producción– ha calificado como ridícula esa suposición, restando importancia a los efectos de la campaña que llevaron a cabo esa unión de amas de casa.
La temporada se divide en nueve episodios que llevan por título el nombre de alguna figura femenina, repartiendo así el protagonismo, que no recae por completo sobre Schlafly, aunque es la personalidad central. Muchas de ellas son históricas y otras de ficción, así como también los hechos, sobre los que han opinado celebridades que los vivieron en primera persona. Y uno de los aciertos del producto –bastante didáctico– es que despierta curiosidad por investigar acerca de la crónica que narra y descubrir qué parte fue real.
Dentro de sus puntos fuertes, no hay discusión en que lo más brillante es el reparto. Cate Blanchett es una perfecta protagonista y el resto del elenco deslumbra en sus diferentes roles. Además, la técnica también es impecable: la banda sonora, la rotulación, el vestuario y la fotografía conforman una ambientación cuidada que muestra un gran retrato socio político de la época. La cámara se encarga de contrastar las dos opiniones opuestas dotando de ritmo, colores vivos y movimiento las escenas feministas en contraposición a los colores pastel, la formalidad y la estática de las conservadoras.
Por otro lado, hay un notorio esfuerzo de equilibro, logrado con más o menos éxito: equilibrio entre el punto de vista liberal y el tradicional –aunque se percibe una inclinación pro ERA (Enmienda de Igualdad de Derechos)– y equilibrio también entre los hechos históricos y lo humano. Sin embargo, es esta característica lo que evidencia algunos fallos como son las ambigüedades o la falta de profundidad en los personajes.
Mrs. America es una serie que, a pesar de sus errores, ilustra, enseña y también irrita ligeramente (tanto por la argumentación como por la coyuntura). En ella se pueden encontrar discursos bastante actuales sobre el feminismo, el racismo, la homofobia o el aborto. Y también una muestra sobre cómo la dialéctica es capaz de hacer cambiar la opinión y la política.
Firma: Patricia Amat
Phyllis Schlafly decidió movilizar a un grupo de mujeres conservadoras para oponerse a la ratificación de la Enmienda de Igualdad de Derechos. El proyecto proponía ciertos cambios en materia de trabajo, propiedad o divorcio, entre otros, y las amas de casa lo percibieron como una amenaza. Por ello, iniciaron una campaña en contra de las feministas para defender los valores familiares y evitar un cambio constitucional.
