Los superminihéroes

Estas pequeñas historias, basadas en los libros de Hélène Bruller, están dirigidas por Zep, de cuyas creaciones la más conocida es la serie de animación Titeuf . Este dibujante suizo impregna sus productos de un peculiar sentido del humor, discutible cuando se trata de animación para niños.

En cada capítulo de Los superminihéroes se presenta a un colegial –interpretado por algún animal– con problemas de integración, complejos o tics que le hacen ser el blanco de las burlas de sus compañeros. Cada circunstancia se lleva a un extremo poco convincente y el protagonista termina llorando amargamente en soledad.

En ese preciso instante, una fuerza mágica (que no se sabe muy bien de donde procede) se adueña del pequeño desgraciado para convertir su defecto en un poder único. Así, el infeliz se presenta ante sus compañeros buscando venganza. Estas nuevas habilidades convertirán al protagonista en un héroe temporal y en un justiciero invencible.

La idea base con la que se trabaja en la serie podría haber dado como resultado una buena pieza animada en la que los menores encontraran herramientas para gestionar sus «defectos», en caso de tenerlos. Sin embargo, a pesar de que se advierte una técnica atractiva y un divertido desarrollo, no se consigue un producto ajustado para la infancia.

Desde la óptica del menor, Los superminihéroes es hiriente en su presentación, inverosímil en su exposición y falsa en su conclusión. Presenta dilemas más de adolescentes que infantiles, pero, con todo, puede gustar a jóvenes y adultos por la insolencia y el descaro de sus contenidos.

Firma: Mar Pons