Entre la vida y la muerte caminan los personajes de esta ligerita ficción que también se mueve entre la comedia y el terror.
Los guionistas de la adolescente Veronica Mars se encuentran en esta comedia zombie que combina el procedimental policíaco (casos que se abren y cierran en el mismo capítulo) con una trama general que implica a los no muertos y su extravagante existencia. Sin ser un argumento genial, no se puede negar su toque seductor, sobre todo, para aquellos que sientan atracción por la sangre, las vísceras de gelatina y demás.
Este título, que extrae la idea base del cómic que lleva el mismo nombre, resulta menos tenebroso que su predecesor en papel. Los que hayan leído la novela gráfica de Mike Allred (quien nos regala sus dibujos en la cabecera de la serie) y Chris Roberson sabrán que esta ficción televisiva se aparta del género de terror (de sus monstruos de ultratumba) para centrarse, principalmente, en los casos criminales.
No obstante, no queramos encontrar en iZombie una simple propuesta de corte policíaco. En esta ficción, además, se emplea una gran dosis de comedia para diluir la violencia. Resulta especialmente acertado el cambio de personalidad que sufre la protagonista cada vez que ingiere un cerebro (aunque, a veces, es un poco exagerado). Y el resto del reparto tampoco desdice del propósito cómico.
Por último, destacamos que este título, pudiendo ser mucho mejor, se inclina por lo fácil y los recursos baratos para sus guiones. El sexo, por ejemplo, se convierte en un reclamo evidente y, aún no siendo explícito, resultan cargantes la alusiones, referencias y estilos de vida que apartan al público familiar y debilitan un producto con posibilidades.
Al final, por todo su envoltorio, iZombie es un espacio adolescente pero, por sus contenidos, no es apropiado para su público objetivo. Una lástima, ya que es ésta la audiencia menos contemplada en la pequeña pantalla.
Firma: Mar Pons
Olivia Moore es una chica normal que ha conseguido una brillante carrera como médico. Liv lleva una vida ordenada, entregada a su trabajo y a su prometido, Major Lilywhite. Parece que todo funciona a la perfección en el mundo de Liv. Hasta que una noche, pocos meses antes de casarse, decide aceptar la invitación de una compañera del hospital para ir a una fiesta en un barco.
En la fiesta, el exceso de alcohol, las drogas de diseño y la euforia colectiva acaban provocando un caos incontrolado con numerosas víctimas y destrozos generales. Liv consigue sobrevivir, pero despierta en una bolsa de plástico a punto de ser llevada a la morgue. Sin saber por qué su piel se ha vuelto pálida, su pelo casi blanco y siente la necesidad vital de comer cerebros humanos. Todo indica que se ha convertido en una zombie y su vida no volverá a ser igual.
Pero aún hay más…
Su reputación como médico le proporciona la oportunidad de entrar a trabajar en el departamento forense del hospital. Allí tiene a su disposición una cantidad ilimitada de cerebros. Portanto, podrá alimentarse sin hacer daño a nadie. Su jefe, Ravi Chakrabarti, descubre pronto su secreto y, lejos de sorprenderse, decide ayudarla. Trabajará intensamente para encontrar una cura contra el virus zombie.
Sin embargo, los cambios en la existencia de Liv no acaban ahí. Comerse cerebros humanos, provoca en Olivia visiones sobre la vida del muerto, recuerdos y experiencias que la zombie revive en primera persona. Esta relación íntima con el cadáver le otorga la capacidad de resolver los crímenes más complejos. Así encuentra Liv una manera de compensar su monstruosa naturaleza. Y, haciéndose pasar por vidente, Liv decide colaborar con el departamento de homicidios de la policía, junto al detective Babineaux. Un agente recien llegado a homicidios que confía plenamente en los «poderes» de su nueva ayudante.
