La noche invade la trama principal, pero la oscuridad no es solo exterior sino que habla también de sus personajes, sus historias y su manera de entender la vida.
Algo malo pasa con la polaridad, el sol y la vida en la Tierra. O sea, que ver el amanecer ya no resulta una buena idea. Basada en la novela del escritor polaco, Jacek Dukaj, esta nueva catástrofe natural empuja a los protagonistas y a los espectadores a vivir una noche continua.
Into the night cuenta, en su primera temporada, con seis episodios en los que no faltan obstáculos para sortear y donde la acción se mezcla con la incertidumbre, la sospecha y la premura del tiempo que se acaba. También propone un final abierto a una segunda entrega que llegará en los próximos meses.
Cada capítulo se adentra en un personaje principal. Cada personaje nos cuenta su historia, para lo que los guionistas recurren al flashback, y cada historia acaba, irremediablemente, relacionada con el resto del grupo. De esta forma, podemos ir comprendiendo el desarrollo y las actuaciones de los protagonistas. Sin embargo, hay algo que hace que no logremos empatizar con casi ninguno de ellos: sus vidas son un desastre. Parece que hayan escogido todas las desgracias posibles, hayan agitado la coctelera. El resultado es un compuesto amargo, violento, desesperanzado y egoísta.
En realidad, lo que parece un vuelo nocturno en avión, se convierte en un viaje hacia la oscuridad de ciertas personas. No encontramos ninguna que guarde en su interior algo de luz. De procedencias distintas, vidas diversas, diferentes edades, estados civiles, profesiones y demás, todos tienen algo en común: solo piensan en sí mismos.
Por lo demás, la ciencia ficción nos lleva a no cuestionar el planteamiento de la trama ni tampoco debemos pretender que los problemas se solucionen con demasiado ingenio. En general suele ser una cuestión de suerte que todo vaya fluyendo in extremis. En fin, que puede entretener a quien le guste el género. No obstante, su falta de optimismo y bondad la relega a la oscuridad que pregona su título.
Firma: Mar Pons
Terenzio Gallo es un oficial de la OTAN que secuestra un vuelo nocturno que va de Bruselas a Moscú. El motivo para llevar a cabo tal empresa es evitar la última catástrofe natural. Al parecer, la luz del sol está acabando con la vida en la Tierra.
El objetivo de Gallo es mantener la dirección vuelo evitando el amanecer y, para ello, debe convencer a la tripulación y a los pasajeros de que seguir este plan es la diferencia entre la vida y la muerte. En el forcejeo inicial, Mathieu, el piloto, recibe un disparo en la mano izquierda, por tanto va a necesitar ayuda en cabina para despegar. Además, la radio no funciona y no hay conexión wi-fi en el avión.
Además de la catástrofe a la que se enfrentan, no todos los pasajeros son lo que dicen ser y pronto se inician los episodios de desconfianza, discusiones y enfrentamientos. La carga emocional de los viajeros es más pesada que su equipaje y, sin un claro líder, a esta carrera contrarreloj se añade otra carrera de salto de obstáculos.
