Joshua Bassett y Olivia Rodrigo lideran un elenco que a través de bromas y canciones pegadizas ofrece a los adolescentes un producto ligero y entretenido. Con el mismo título de las películas, su éxito radica en la trama diferente.
La vuelta del título High School Musical a la pequeña pantalla no pretende devolver a su público las mismas historias con el mismo reparto. No se trata de un reboot, y en eso consiste su innovación: los capítulos no se inspiran en las películas, sino que simplemente las admiran y las recuerdan, creando una trama completamente diferente y otras canciones. Aunque no puede evitar caer en algunas imitaciones y, en varias ocasiones, se pueden reconocer comportamientos de los films en la narración.
Conviene subrayar que el spin off va dirigido a los adolescentes actuales, los que han nacido entre redes sociales, y no a aquellos que crecieron con las andanzas de Troy y sus amigos. No obstante, hay algunos cameos que despertarán la nostalgia al espectador que una vez fue WildCat.
En general, el producto tiene la esencia de Disney Channel: un grupo de chicos jóvenes, guapos y estereotipados en un instituto donde casi no van a clase. En los primeros minutos se presentan los personajes y sus pasados, dando a conocer las conexiones entre ellos. Además, se utiliza el estilo de falso documental, un acierto que permite hacer chistes y conocer las intenciones y ambiciones de cada uno. Es ahí cuando los protagonistas se ganan al espectador con su carisma y donde Ricky (Joshua Bassett) puede recordar a un joven Jim Halpert de The office.
La serie es una oda al teatro de colegio, que da voz a los alumnos. Y por momentos parece también una producción teatral: muchas luces, mucho atrezzo y actuaciones exageradas. A pesar de ello, es refrescante, fácil de ver y tiene un cierto encanto que embauca. El reparto hace un buen trabajo aunque algunos papeles no den más de sí y se encargan de destacar cuestiones como el feminismo sin resultar cargantes. Probablemente se conviertan en los nuevos ídolos juveniles como lo fueron Zack Efron y compañía en su momento.
El punto controvertido de la creación de Tim Federle es que Disney abre la puerta por primera vez en una de sus producciones al colectivo LGTB. No lo hace de manera desmesurada ni escandalosa pero quizá sí innecesaria (como mencionar padres homosexuales del instituto que no tienen ninguna aparición). El tema se trata con gran naturalidad, pero con discreción, si puede llamarse así.
Obviando el asunto, High School Musical: el musical: la serie es una propuesta ligera, tierna, divertida y entretenida, cuyos episodios –de media hora– pasan rápido. Con humor y canciones pegadizas, tiene todos los ingredientes para encandilar a su audiencia.
Firma: Patricia Amat
La señorita Jenn, actriz de reparto de las películas de High School Musical, regresa al instituto East High, lugar en el que se rodaron, para dirigir la actividad de teatro. Este año, representarán el musical de las películas con alumnos reales del instituto.
Nini, una estudiante del centro con pasión por el teatro decide presentarse a las audiciones con su nuevo novio EJ. Por su parte, Ricky, a pesar de ser inexperto, decide probar suerte también en la obra para intentar reconquistar a Nini.