Fuimos los afortunados

Basada en la novela de Georgia Hunter e inspirada en hechos reales, Fuimos los afortunados recoge, en formato de miniserie (ocho capítulos), las desventuras de esta familia judía que sobrevivió al holocausto. El hecho de que los Kurc fueran una familia acomodada y numerosa nos permite conocer sus diversas penurias y tragedias más allá de los campos de concentración.

Con una filmación elegante y una trabajada ambientación, el guion de Erica Lipez salta de un personaje a otro, va presentando las diferentes historias y muestra los sucesivos viajes. Mientras, los años van transcurriendo. Todo esto puede resultar confuso durante sus primeros capítulos hasta que, por fin, nos hacemos con los nombres, el parentesco y las fisionomías de sus personajes.

Además de ser un relato histórico, al que por supuesto no le falta sus dosis de ficción, la serie propone temas de calado como el sacrificio de la renuncia, la fortaleza que imprimen la paternidad y la maternidad y la supervivencia en tiempos de guerra, entre otros. No obstante, Fuimos los afortunados también enfrenta los distintos infiernos que vivieron los judíos y no duda en retratar debates morales internos, desavenencias y deserciones religiosas. En un contexto tan atroz como el que se contempla, el lado más personal –con miedos y fortalezas– y el instinto de supervivencia salen a flote como los peces en la pesca con explosivos.

Esta miniserie acumula emociones, injusticias y luchas, y demuestra que no hay límites para la maldad humana. Sin embargo, otorga una relevancia especial al papel redentor de la familia y, quizá sin pretenderlo, provoca una reflexión sobre la sociedad actual y los valores perdidos.

Firma: Mar Pons