Forky hace una pregunta

La valoración de estos brevísimos discursos de Forky en Disney+ depende, básicamente, de quién esté frente a la pantalla y qué busque en ellos, ya que el formato de este producto puede prestar a confusión. El curioso tenedor, que debutó en Toy Story 4, deambula por su habitación preguntándose acerca de lo que observa y, en tres minutos, llega a una conclusión.

No hay ningún reproche a la parte técnica, ya que la animación es impoluta y, para los fans de Toy Story evocará muchos recuerdos agradables. Además, en cada episodio le acompañan diferentes juguetes, algunos muy conocidos.

Sin embargo, a medida que avanza la temporada, se diluye el objetivo y el espectador deja de percibir con claridad qué pretende transmitir Forky. Inicialmente, la resolución a sus dudas es sencilla, tierna y colorida, al nivel de los más pequeños. No obstante, en los capítulos del medio, las deducciones empiezan a complicarse y a adquirir una profundidad más filosófica, dirigida a una audiencia veterana. También comienzan a difuminarse las respuestas a causa de la introducción de chistes para adultos y, a veces, no se llega a nada. De todas maneras, poco después de perder el sentido educativo con el que había arrancado la producción, el carismático protagonista vuelve a recuperarlo en sus cuestiones finales.

Estas irregularidades en el tono y en el enfoque impiden que quede claro para qué se crearon estos cortos, puesto que no es una serie educativa en su totalidad y el humor a veces dispara en todas direcciones con bromas más elaboradas o situaciones infantiles.

Aun así, está claro que las preguntas que se hace Forky son interesantes y pueden despertar la curiosidad de los niños, así como abrir debate en casa. Y todos los que le tengan cariño a este simpático tenedor probablemente se divertirán con sus ocurrencias.

Firma: Patricia Amat