Gamberra y divertida comedia de los creadores de La que se avecina en la que, a pesar de estar llena de escenas muy ocurrentes, pesa en exceso el humor grosero y sexual.
Con mucha frecuencia la literatura universal ha recurrido, tanto en su versión poética como cómica, al tópico de Menosprecio de Corte y Alabanza de Aldea; esto es, la vida en el campo es mucho mejor que la vida en la ciudad. Y este tema universal de la huída al campo es el que explotan los hermanos Caballero, creadores de Lo que se avecina y Aquí no hay quién viva, para su nueva serie titulada El pueblo. Un acierto, pues las situaciones grotescas y cómicas son constantes.
La serie se inicia cuando Moncho y Ruth, “dos perroflautas” llegan a Peñafría y deciden crear una ecocomunidad. Pronto descubren dos importantes detalles: primero que al grupo de urbanitas que se les unen les mueven motivos mucho menos altruistas que los de ellos. Un rockero que necesita inspiración, un pirata del cemento al que le han embargado su casa, una madre que no sabe cómo preparar al inútil de su hijo para su muerte. La segunda cosa que descubren es que Peñafría… no es un pueblo abandonado. Un pequeño concejo de vecinos resiste a la despoblación de la meseta castellana. Los vecinos se enfrentan entre ellos sobre qué actitud deben tener hacia los recién llegados. Mientras que el alcalde está encantado de que crezca la población, el Arsacio se pasea escopeta en ristre apuntando a los nuevos vecinos. La comedia está servida.
El pueblo está lleno de situaciones muy ocurrentes, pues el enfrentamiento entre la sencillez del campo y la complicación de la vida moderna nos brinda mucho humor: el papel de la mujer en la sociedad, la comida sana y natural, la desconexión a internet; son chistes sencillos, pero que funcionan constantemente. El otro gran acierto de los creadores es la historia de amor que surge entre Pablo, un joven yuppie que huye del camino marcado por la sociedad y Laura, una joven madre soltera a la que acaban de desahuciar y lucha por sacar a su hija adelante. Sin embargo, la serie cae en el gran defecto de la ficción española y es que no sabe aguantar la tensión sexual sin resolverse. Al final, el inicial enamoramiento entre Pablo y Laura da paso a una relación basada únicamente en la atracción sexual.
En resumen, El pueblo trae algo de aire fresco a la ficción nacional con chistes divertidos y algunos momentos entrañables… pero que se acaban diluyendo por culpa del abuso del humor sexual.
Firma: Llorenç Ramis
Moncho y Ruth son dos hippies que deciden fundar una ecocomunidad en un pueblo abandonado. Sin embargo, todos los que se les unen son tipos con problemas a los que la idea inicial no les importa lo más mínimo. Pronto descubren que sus problemas no han hecho más que comenzar pues el pueblo no está abandonado y sus vecinos no están dispuestos a dejarse conquistar por las gentes de ciudad.
